RSF espera que la justicia federal se muestre clemente el 17 de noviembre de 2006 con The NYT, después de que uno de sus periodistas, Nicholas Kristof, se haya negado a revelar al tribunal sus fuentes informativas.
RSF espera que la justicia federal se muestre clemente el 17 de noviembre de 2006 con The New York Tes, después de que uno de sus periodistas, Nicholas Kristof, se haya negado a revelar al tribunal sus fuentes informativas.
Tanto a él, como al New York Tes, les denunció “difamación” el ex experto del ejército norteamericano en bioterrorismo Stephen J. Hatfill. El 17 de noviembre de 2006 un tribunal de apelación federal de Virginia tiene que decidir si Stephen J. Hatfill gana el caso, y si multa al diario. El 2 de noviembre, la misma jurisdicción confirmó la sentencia en prera instancia de un tribunal federal de Virginia, dada a conocer diez días antes, obligando al periodista a facilitar los nombres de tres de sus informadores.
Nicholas Kristof dedicó una serie de artículos a unos atentados con paquetes bomba con ántrax, que causaron cinco muerto a lo largo del año 2001. El periodista, citando fuentes del FBI, mencionó a Stephen J. Hatfill, físico y ex experto del ejército en bioterrorismo, como una de las pocas personas que podían tener acceso al ántrax y sabían utilizarlo. En 2004 el físico denunció al New York Tes difamación. Desestado en prera instancia, Stephen J. Hatfill ganó el caso en la apelación. Llevado ante el Tribunal Supremo Federal, que se negó a pronunciarse, el caso ha vuelto finalmente en
Como las dos partes pertenecen a diferentes Estados (el diario a Nueva York y el querellante a Virginia), la justicia federal consideró que se aplicaría la legislación de Virginia, ya que Stephen J. Hatfill inició el procediento en ese Estado. Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Virginia, un periodista disfruta del privilegiado cualificado del secreto de las fuentes, pero en determinados casos puede ser obligado a revelar el nombre de sus informadores. Apoyándose en esta restricción, el juez ordenó a Nicholas Kristof que revelara los suyos. Dos de los tres informadores han dado permiso al periodista para que facilite su nombre.










