El formato de una botella de Codorniu, amén de otros elementos de fricción, fue el desencadenante de un enfrentamiento directo entre los dos principales productores de cava a nivel mundial, Codorniu y Freixenet. Tras diez años de litigios que han provocado una caída de la agen de marca de ambas, los preros han decidido terminar con el conflicto tras abonar siete millones a su competidor, tres de los cuales se producirá en especias, entregando los dos millones de botellas blancas esmeriladas de la discordia a la marca de ‘las burbujas’.
En un mercado en el que cualquier cambio, perceptible que sea, representa y cuesta ingentes cantidades de dinero, el packaging se ha convertido en un elemento decisivo a la hora de valorar hacia qué lado de la balanza se decanta la cuenta de resultados de una compañía. En este sentido, hace diez años, Freixenet acusó, entre otras lindezas, a su competidora Freixenet de itar su célebre botella ‘carta Nevada’, una acusación acogida El Tribunal Supremo, quien se decantó las alegaciones de la familia FerrerBonet al considerar que el envase ‘forma parte intrínseca de la marca ‘Carta Nevada’.
Diez años después, el nuevo Director General de Codorniu, Xavier Pagés, ha decidido poner fin a un litigio que duraba ya demasiado tiempo, y que precisamente estaba afectando de manera negativa a la agen de marca de los dos principales productores de cava a nivel mundial: siete millones de euros (cuatro en metálico y tres en especias, precisamente mediante las botellas de la discordia) ha sido el precio del final de la ‘Guerra del Cava’.
Sin entrar a valorar las consecuencias económicas del acuerdo para unos y otros – que seguro que las habrá, el anuncio reafirma la evolución de un sector, el del retail, que necesita cada vez más de la innovación como parte fundamental de sus planes de g.
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