La anciana Sarjat Rashídova, considerada la mujer más vieja del mundo, ha muerto a los 131 años de edad, según han informado las autoridades de Daguestán, una república rusa que lita con Chechenia. La clave de su longevidad parece residir en dos factores: su dieta, ya que no probaba el alcohol y sólo comía pollo, huevos y leche; y su vida tranquila en la remota aldea de Zidián situada entre las montañas del Cáucaso y el Mar Caspio, con un cla saludable todo el año.
Rashídova, que nació en 1875 según consta en su pasate, nunca estuvo enferma, ni se quejó de ningún dolor ni ingirió medicinas, según sus familiares, citados la agencia Daguestán. La anciana, huérfana desde una temprana edad y que no hablaba ruso, únicamente comía ca de pollo, huevos y leche, y no consumía bebidas alcohólicas.
Durante los últos días el estado de salud de Rashídova era ‘satisfactorio’, según su médico, aunque había perdido agudeza visual. Hasta hace unos años la anciana, que ha vivido la muerte del zar Alejandro II (1881), las dos guerras mundiales y el fin de
Las montañas del Cáucaso son el hogar de algunas de las personas más viejas del planeta, debido a su aislamiento geográfico y sus milenarias costumbres, perfectos antídotos contra la ansiedad y el estrés, según algunos expertos.
Tras la muerte de Rashídova, la persona más vieja del mundo es el puertorriqueño Emiliano Mercado del Toro, de 115 años, mientras la mujer más anciana es la canadiense Winnefred Bertrand, que nació un mes más tarde.










