El absentismo escolar es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los menores, íntamente vinculado con el fracaso escolar. Además de suponer un retardo con respecto a los otros compañeros que sí asistieron a clase, los escolares se encuentran en una situación de riesgo al no conocer su paradero.
Esto supone un problema para los colegios e institutos, que supuestamente están a cargo de los pequeños, o lo menos esos creen sus padres. Debido a la problemática que este aumento absentismo escolar presenta, el Ayuntamiento de Madrid ha intensificado la lucha contra las faltas sin conociento de los padres.
Este programa que se realiza anualmente, pretende llevar un control de la asistencia a clase de los alumnos, para poder prevenir las conocidas ‘pellas’, eso cuenta este año con un presupuesto de 1.094.210 euros, de los que 553.309 los ata la Administración Local y el resto, 540.911, la Autonómica.
La teniente de alcalde y concejala de Empleo y Servicios a la Ciudadanía, Ana Botella, se ha reunido hoy con los técnicos de educación de dicho plan para analizar los índices de absentismo en la capital. El encuentro ha tenido lugar en el Centro Cultural Santa Petronila.
El problema pretende erradicarse con la prevención de éste antes de que se produzca, de esta manera se entiende que la solución no es castigar a los alumnos que hayan cometido la falta, sino que se tratará de evitar que la falta se cometa, así se solucionarán los problemas que se derivan de esta ausencia de las clases.
Conforme pasan los años, aumenta la problemática de la asistencia, el curso pasado se registraron 4.161 casos de absentismo en los centros de la capital, lo que representa el 1,38% del alumnado. En Educación Praria el centaje es del 1,15%, mientras que en secundaria asciende al 2,02%. En el programa de control participaron 148 agentes tutores de la Policía Municipal y 46 educadores especializados en este problema.
Este programa comenzó a funcionar en 2001 gracias a un convenio de colaboración entre las administraciones local y autonómica. Inicialmente contaba con una dotación económica de 540.911 euros atada la Comunidad de Madrid y que permitía contratar a 21 educadores especializados en absentismo y a un coordinador, distribuidos entre todos los distritos de la ciudad.
