MÉXICO D.F. (23/01/07) El caso de la periodista mexicana Lydia Cacho ha sido uno de los que más atención acaparó el año pasado debido a las consecuencias que ha traído la puiblicación de su libro ‘Los Demonios del Edén’, en la que vinculaba a algunos poderosos empresarios con una red de pderastia. La comunicadora fue detenida en extrañas circunstancias y una grabación vinculaba supuestamente al gobernador de Puebla con un complot en su contra. Ahora, el Consejero Jurídico de ese Estado, Ricardo Velázquez dice que ella sólo quiere hacerse la vícta.
MÉXICO D.F. (23/01/07) El caso de la periodista mexicana Lydia Cacho ha sido uno de los que más atención acaparó el año pasado debido a las consecuencias que ha traído la puiblicación de su libro ‘Los Demonios del Edén’, en la que vinculaba a algunos poderosos empresarios con una red de pderastia. La comunicadora fue detenida en extrañas circunstancias y una grabación vinculaba supuestamente al gobernador de Puebla con un complot en su contra. Ahora, el Consejero Jurídico de ese Estado, Ricardo Velázquez dice que ella sólo quiere hacerse la vícta.
Resulta un tanto bochornoso, pero en algunas ocasiones la realidad produce situaciones de este tipo. La ejecución de la orden de detención dictada los tribunales del estado de Puebla se produjo en circunstancias cuestionables. Fue en ese Estado, precisamente, donde el empresario Kamel Nacif decidió presentar una demanda difamación contra la periodista relacionarlo con el empresario Jean Surcar Kuri, al que acusaba de pederastia. Posteriormente, una grabación donde supuestamente conversaban Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín, delataba un presunto complot en contra de la escritora.
Junto con reiterar la inocencia de Marín y su interés en que se aclaren los hechos, aseguró que Cacho ‘ha ido variando los hechos de modo tal que, si se ven las preras declaraciones y luego las últas, yo pienso que si fuera posible resucitar, ella diría que la mataron y que resucitó’. Desde su punto de vista, los testonios de Lydia Cacho sólo pretende ‘hacerse la vícta’.
Velázquez, además, negó categóricamente que haya existido algún tipo de exceso o violencia contra la periodista e interpretó que la queja presentada
Desde luego se trata de una interpretación sui generis de los hechos que Lydia Cacho y otros medios de comunicación mexicanos han ido denunciando en los últos meses. Con valoraciones así, no nos extraña que los periodistas desistan de denunciar los atropellos, amenazas y ataques que padecen y que han situado a México como el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo después de Irak. Verdaderamente lamentable.
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