Nos movemos en un mundo que avanza en un proceso globalizador que no está exento de riesgos. Y, para tener un poco más claro el panorama, cada año Aon Credit lanza su ‘Mapa de Riesgo Político y Económico’, que este año ha alertado sobre la complejidad de los riesgos, las nacionalizaciones y la política regulatoria arbitraria como las principales amenazas a las que se enfrentan los balances de las empresas multinacionales. El estudio se aplica en más de 200 países cada año e identifica los principales riesgos cambiarios, económicos y políticos.
Y es las multinacionales necesitan conocer el terreno en el que se mueven a la hora de gestionar sus inversiones en un país u otro y en su proceso de toma de decisiones. De este modo, uno de los principales riesgos políticos y económicos que detecta el estudio –que se ha realizado en colaboración con la consultora Oxford Analytica están las intervenciones u omisiones de gobiernos extranjeros y nacionales, la posibilidad de obtener o transferir divisas, las guerras y la violencia política (conmociones civiles, disturbios, huelga y terrorismo), la vulnerabilidad de las cadenas de suministro o las reformas legales. Todos ellos cuentan con una característica transversal: se trata de situaciones cada vez más complejas.
No obstante, en la edición de este año se ha detectado una disminución generalizada del nivel de riesgo, con 17 países que han registrado mejoras en su calificación de riesgo respecto del año anterior y sólo 2 cuentan con mayores niveles de riesgo.
Según José Mª Segón, Director de Aon Credit, ‘a esto se añade el que las empresas se enfrentan a un estudio cada vez más exhaustivo parte de las instituciones, e incluso de organizaciones no gubernamentales, tanto de sus propios países como de aquéllos en los que operan. Existen numerosas medidas de gobierno y reputación corativa, y muchas veces la presión sobre las empresas las ejercen los gobiernos de origen’.
Charles Keville, Director de Aon Crisis Management en Londres, señala que ‘recientemente ha habido golpes de estado en Tailandia y Fidji que, aunque parecen haber transcurrido sin sobresaltos, pueden suponer algunos problemas en el futuro para las empresas que operan en estos países. Asismo, los asuntos nucleares relacionados con Irán y Corea del Norte han creado numerosos conflictos políticos y diplomáticos’. Otro riesgo para las empresas ha sido el auge de los nacionalismos también representa una amenaza, sobre todo para la industria energética.
Las nacionalizaciones de combustibles que, en algunos casos han sido generalizadas dentro del país, como la nacionalización total de los sectores del petróleo y el gas de mayo de 2006 en Bolivia, y en otros se trata de acciones concretas contra proyectos de algunas compañías, como las realizadas en Rusia contra Sakhalin Il o TNKBP, también quedan reflejadas en este estudio. Para este año, el anuncio de Venezuela sobre la nacionalización de los sectores eléctrico y de telecomunicaciones, que fueron privatizados a principios de la década pasada, y los conflictos de Rusia con Ucrania y Bielorrusia también resultan problemáticos.
Adicionalmente, La creciente dependencia de muchas empresas de recursos y materias pras situadas en el extranjero y la demanda de productos con plazos ajustados hacen que las cadenas de suministro de las empresas se vean cada vez más amenazadas los riesgos de interrupción de las mismas a causa, ejemplo, de embargos o pandemias.










