Debo a los curas una enseñanza rigurosa y básica, en al que entraban las matemáticas, las letras, y teatro los domingos. Hubo en aquellos años algo de cine, y el dolor de no aguantar el prer cine y ensayo, aquellas películas de Bergman de las que salíamos con ganar de comprar un alma atormentada, igual que hoy un joven se pierde una gabardina de MaxMara, poner un ejemplo. De aquellas tardes de latín, recuerdo la frase de Terencio: ‘Soy humano y eso nada de lo humano me es ajeno’.
Me ha vuelto el dicho en su fórmula latina ‘….alienum me puto’, mientras decía en una tertulia que el teatro de de Juana me es indiferente. En casa me riñen bruto, pero no creo haberme equivocado, y ato mi reflexión para quienes han pensado lo mismo y tienen la mala conciencia que nos da la buena educación, y el sentido de que toda vida humana es digna de vivir, y tanto respetable, desde que dos células unen su vibración en la intidad del útero o la probeta hasta que llega la hora de la muerte.
De Juana se ha privado, él solito, de todo lo que había en él de humano. Ejercitó esa renuncia con 25 asesinatos de personas inocentes, de gentes que ya hace tiempo que fueron privados de su santa voluntad para hacer de su vida un recorrido libre, honesto, afectuoso y creativo. Chaos dice que no se arrepiente, y escupe su asco al fotógrafo que le saca ¿famélico?, no lo creo. Mete de Juana la tripa para marcar las costillas, pero sus cas no son las del que arrastra desde hace meses la autotortura de la huelga de hambre.
No se puede tener humanidad con quien se la niega a sí mismo. Es posible tratar como humano a quien vuelve a disparar con su negativa sobre los 25 que asesinó. Se lo debemos a esos 25, a todos y cada uno. NO podemos transigir con esa ausencia de humanidad. Ponerle en libertad como pide Anasagasti, como reclaman los de la Esquerra sería como liberar a Hitler si el genocida hubiera reclamado volver a casa a base de no comer. Las víctas son una deuda, no solo de los terroristas, sino también nuestra.
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