Ha llegado el momento de aplicar en casa la misma estrategia que se aplica de puertas afuera. Hacia los terroristas, sean de signo nacionalista vasco o islamista, se practica el “no me pegues que antes te daré lo que quieres”. Esa es la promesa, el pacto, de no ilegalizar a las tierras vascas, a las famosas nekanes, a las que no mete mano nadie ante la perplejidad nacional. Ahora la rendición se comienza a practicar en casa, con dolor, con sufriento, con llanto y crujir de dientes. Así Salgado se ha tenido que tomar la cicuta de la ley del vino, la misma que había redactado, aparcada, solo aparcada, ante la inminencia de las elecciones municipales y autonómicas. SI Salgado no dite nos dará con esa actitud el mensaje de que mantiene sus ideas intactas y sus proyectos inmunes. NO me cabe duda de que no va a cambiar de opinión. Ha sido sacrificada, no vaya a ser que pierdan algún voto. A estas alturas no sabemos si se está dando al vino, como Noé ante el engaño de Dios, o volverá después de mayo con más fuerza que nunca, en esa cruzada contra comilones, borrachos, golfos empecinados en arruinar a la seguridad social con sus vicios, categoría en la que de vez en cuando, incurro.
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