A pesar de la entrada en vigor del permiso de conducir puntos, de la muerte de un joven el pasado fin de semana en Móstoles y de los dos heridos que se produjeron en la localidad madrileña a causa de la disputa entre dos amigos ver quien era capaz de pisar más el acelerador, las carreras ilegales siguen existiendo. Para unos como una leyenda urbana, para otros como afición y para otros como un negocio de mueve millones en todo el mundo.
La noche del pasado sábado un joven de 19 años, murió atropellado en el polígono de
Este es sólo un pequeño ejemplo de una carrera clandestina que, en esta ocasión ha saltado a la palestra que, la broma ha acabado con la vida de una persona y ha dejado otros dos heridos, uno de carácter grave y otro leve. Pero existe otro tipo de carreras en las que en unos casos, los corredores lo hacen dinero y en otras, prestigio.
En el caso de estas últas la más conocida en los círculos de los pilotos (tanto provisados como expertos en competiciones ilegales) es la gumball 3000. Una competición que se ha visto reflejada en más de una ocasión los medios de comunicación en la se ha hablado de la participación de numerosos personajes famosos.
La carrera, que nació en 1999, surgió cuando Maxilien Cooper retó a 50 de sus excéntricos amigos a realizar una carrera en la que recorriesen
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