Llegan los grandes signos. Zapatero amenaza. NO lo ha hecho desde el lugar más adecuado. Marruecos no es un país desde el que nuestro presidente del gobierno pueda advertir, inquietar y lanzar ese “se van a enterar”. Desde Rabat, desde Tetuán o desde Alhucemas nos han llegado telegramas o mensajes muy poco alentadores de paz y de tranquilidad. Él verá desde dónde dice que va a tirar de la manta penitenciaria. Ferraz y Rabat no tienen más recurso que abrir los archivos del Estado. Ya ni siquiera la guerra de Irak les sirve para argumentar en defensa de De Juana Chaos.
Los signos de decadencia se repiten a diario. Blanco, Pepiño, se ha vuelto a poner solemne, anado el relato de las buenas prestaciones sexuales a las que puede llevar un huelgadieta de hambre. Ahora Pepiño acusa al PP de tomar la calle, de acercarse al sancta sanctorum de Ferraz para echarles un rapapolvo a los prebostes socialistas. Se queja don José. Ya no recuerda cuando los socialistas apedreaban las sedes populares, acosaban Génova el 13 de marzo y llamaban asesino al presidente del gobierno de la nación, José María Aznar.
Rodríguez Zapatero tiene pendiente una condena. SE le pidió que lo hiciera en sede parlamentaria. Se lo pidieron varias y él, soberbio y estirado, siempre lo negó. La decadencia. Vivos un tiempo de hienas y chacales. La prera que ha salido en libertad con el últo bocado de ca en la boca, ha sido de Juana, y el gobierno quiere hacer pasar esto una decisión de tipo humanitario. Decadencia. Y caos.
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