En la Tierra a lunes, abril 7, 2025

1ª mujer de España en tener un hijo estando en diálisis

Lleva la alegría en la cara, el optismo en el alma y el coraje en los genes. Toda ella es energía positiva. Tal vez eso ha sido una de las pocas mujeres en el mundo que han tenido un hijo estando en hemodiálisis. La frecuencia de embarazo es de un 0,30,7 % al año de mujeres en diálisis en edad fértil y la tasa de abortos espontáneos, muy elevada.

 

 

La prensa sanitaria difundía a bombo y platillo cómo en el Hospital Severo Ochoa se consiguió la gestación de una paciente en diálisis. Hace 14 años, Loreto Serrano, una paciente que se dializaba en la Fundación Renal , tuvo a su hijo Rubén.

 

 

Loreto era una chica de 23 años, casada desde hacía tres y que estudiaba farmacia, cuando entró en diálisis. A la novedad de la situación, tendría que añadir otra que escucharía cuatro meses después: ‘estás embarazada’. Hoy la distancia le permite bromear: ‘Me quedé embarazada que perdí un DIU, que cierto todavía no ha aparecido’. Hoy bromea, pero aquellos días, con muy poca edad, afrontó grandes decisiones. ‘Me comunicaron el resultado positivo teléfono. Estaba sola. Me quedé un poco pactada. Cuando se lo comenté a mi marido, no se lo creía. Los sentientos eran sobre todo de preocupación’.

 

 

Tuvo la otunidad de revertir la situación y volver a la ‘normalidad’. Comenta Loreto que ‘los médicos me ofrecieron si quería seguir adelante o abortar. Pregunté qué peligro corría yo y cual el feto. El mayor peligro era que abortase, que la urea resultaba muy tóxica para el feto’.

 

 

¿Cómo reaccionó Loreto Serrano?Desde que me dijeron que estaba embarazada, siempre tuve la sensación de que tenía que tirar para adelante. Si había alguna posibilidad de tener un hijo, debía aprovecharla’.

 

 

Quedaban nueve meses de riesgo delante, todo un desierto atravesar. ¿Cómo recuerda Loreto aquella travesía? ‘Lo más pesado del embarazo fue el tener que ir todos los días a diálisis. Pero yo no lo recuerdo con amargura. Al revés, para mí fue una época muy bonita, que viví el embarazo muy intensamente’. Y dicho esto, surge un brillo especial en la cara de Loreto cuando comenta: ‘Tenía tanto cariño alrededor: de los médicos, las enfermeras; tenía mucho calor humano y eso me ayudó muchíso. Me queda ese recuerdo. No el de la diálisis, sino el recuerdo del entorno. Gracias a eso, toda esta época la recuerdo con mucho cariño’. 

 

 

Y llegaron las preras contracciones. ‘Estaba de 32 semanas. Me derivaron de la Clínica de la Concepción al Hospital de la Paz. La prera frase al verme fue ‘¡ Vaya morro que tienen los de la Concha ! ¿Pues no nos mandan aquí este problema?’.Tacharon de inconscientes a mis médicos permitirme seguir adelante. Por aquellos días también me dijeron que era la prera mujer de España en tener un hijo estado en diálisis’.

 

 

 

Sin embargo el cúmulo de desatinos no quedaría ahí. ‘Cuando estaba en dilatación, la doctora me dijo ‘Qué sepas que esto no es como las películas. El niño y tú corréis peligro. Os tenemos que salvar a uno de los dos’’. El recién nacido pesó 1,36 kg y lo llevaron a la UVI de neonatos. ‘Eso fue muy duro. Yo pedía verlo todos los días pero no me dejaban. Mi marido bajaba, le veía y luego me contaba’.

 

 

Por fin llegó el día, ‘me dio mucha presión, que el niño estaba atado de pies y manos y con los ojos tapados’. Naturalmente, Loreto ardía en deseos tener a su hijo entre sus brazos. Pero estaba prohibido. La otunidad llegaría de una forma peculiar: ‘a escondidas nos lo dio una enfermera mayor, que decía ‘no hay nada como que los bebés sean cogidos sus padres. Antes de que venga el médico, toma’.  Envolvió a mi hijo y me lo dio. En ese momento sentí muchísa emoción’.

 

 

Su niño cogía peso día a día y había que volver a la vida normal. Loreto continuó estudiando su carrera y dializándose. El premio fin de carrera vino un mes después de terminarla; le llamaron para el trasplante. ‘Hasta ese momento, había considerado a la diálisis mi colaboradora. Yo seguía viva que existía la diálisis. La diálisis me permitía conseguir mis objetivos. Pero ya se me hacía muy pesada. El trasplante llegó en el momento justo’.

 

 

Nunca he querido que mi enfermedad fuese una sobrecarga que me pidiera hacer mi vida’. No son sples palabras. Loreto ha sabido demostrarlo con creces. Tras el trasplante preparó oposiciones, realizó un MBA, y vivió un segundo embarazo, esta vez de mellizos.

 

 

Actualmente Loreto trabaja como Técnico de Calidad en la multinacional Siemens. Sin duda, todo un ejemplo de superación y positivismo. Pero ¿cuál es la receta para esto?

 

 

Hay que luchar, que si no se lucha no se consigue nada. Compadeciéndote no tienes nada que hacer. Si quieres conseguir algo, hay que luchar. La vida no regala nada’.

 

 

Palabras de una luchadora.

 

*Testonio cedido Álvaro Cabello, Comunicación de la Fundación Renal Iñigo Álvarez de Toledo

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