Volaron Barajas, y continuó. Siguieron con la ‘kale borrika’ y continuó. Luego vino Arnaldo a decir que no había que pagar precio, y se pagó el de De Juana. Cuando Otegui vio que se entregaban piezas tan valiosas pidió enseguida Navarra, la joya, el tesoro perdido de Golum/Otegui.
Esa actitud de redención preventiva, de dar el Rolex al delincuente antes de que el chorizo saque la navaja, es lo que provoca esta convulsa mirada al pasado. Cuando se mira hacia atrás es que no se sota el hedor del presente, la descomposición a la que asistos.
Zapatero podría haber asumido la decisión. Sabemos que es una decisión política, aunque Rubalcaba repartió responsabilidades entre jueces y prebostes. Pero llegado al Senado a hora temprana, ZP echó el moribundo de huelga de hambre sobre los magistrados.
Hubiera sido más inteligente coger el toro los cuernos, y decir desde la prera hora cuál es la razón y el sentido de una medida tan incomprensible y a todas luces tan injusta y demoledora para el Estado y el derecho. Mientras no sea así Zapatero dejará abierto un flanco el que la oposición se cuela y el que la opinión pública circula como en una manifestación, con la indignación no contenida y ese desfile de homenaje a los que de Juana asesinó antes de sular su intento de suicidio, ese que tanto rédito le ha dado.
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