Hay quien todavía dice que no hay crispación, se conoce que no suelen seguir a la periodista Maria Antonia Iglesias en el programa de debate de Esto Sainz de Buruaga en Telemadrid. Desde que recuerdo, Mª Antonia ha sido polémica donde las haya, radical a más no poder, chillona, poco objetiva y le tiene un odio a muerte al Partido Popular, que le lleva a culparle de todo y cuanto ocurre en este país, aunque sea de la ola de frío polar procedente de Siberia. Sabemos como es y la tenemos que sotar con ello, como cuando se tiene a un hijo tonto, se le quiere y lleva como buenamente se puede.
Pero desde hace ya varios programas esa crispación que se vive en el Congreso, en la calle y en las sedes de los partidos han llevado a Mª Antonia a perder la educación. Anoche, el plató de Telemadrid en vez de un programa de televisión parecía un gallinero en el que sólo se escuchaba a la señora Iglesias (irónico apellido otro lado para semejante personalidad y forma de ver la vida) dando voces a todo el que se oponía a su postura.
Independientemente de que tenga razón o no, a Maria Antonia le pierden las formas y llega a confundir, en su obcecación, un debate entre profesionales de la información con una trifulca de bar. Se desautoriza ella misma.
Esto hago un llamamiento en nombre de muchos madrileños que se van cada martes a la cama casi con convulsiones…Desde aquí propongo que se baje un poco el sonido de su micrófono, que no lo necesita, que se le prepare una taza de valeriana en vez de un vaso de agua y que la Comunidad de Madrid mande una dotación del SAMUR, que son muy efectivos, a los estudios de Ciudad de la Imagen, no vaya a ser que un día de estos perdamos a tan magna periodista como consecuencia de un infarto televisado.
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