La política nacional se ha convertido en un producto a medias entre el márketing y la religión. Verán. Rajoy se subió a la tribuna de Colón el pasado sábado y terminó el discurso como si fuera o fuese un sermón de la Montaña. ‘id a vuestras casas y contad lo que habéis visto aquí y caminad con la cabeza bien alta’. Sólo le faltó decir que el orgullo se sustenta en la verdad y la verdad es lo que nos hace libres. Rajoy se puso mesiánico después de exigir un acto de fe en que España se había convertido en una almoneda administrada un comerciante musulmán de nombre Zapatero.
Al otro lado, el mustafá que vende la patria a rodajas habla como los profetas, con esos enigmas que de tan sples son inescrutables: ‘Navarra será lo que quieran los navarros’. Eso mismo aplicado al País Vasco podría suponer la independencia en cinco minutos si el peso del ‘lo que quieran’ se mide la aritmética de las mayorías. Digo yo que será lo que quieran los navarros y lo que quieran el resto de los españoles. Zapatero pide fe en los beneficios balsámicos que traerá la dieta de Juana y el ayuno penitencial al que se sometió a sí mismo. De Juana es un psicópata, y si Zapatero hubiera leído a Robert Hare sabría que un psicópata nunca se suicida, que la autoesta que maneja no cabe en el Auditorio Nacional.
Para los escépticos en su genio político, Zapatero ofrece la fe en el mercado. En esto es nuevo que antes nunca creyó ni en el capitalismo, ni en el superávit de las cuentas del estado. Ahora sí. Ahora dice que crecemos a tanto, y que él más que ninguno ha hecho de Robin Hood para los pobres, mientras promete rebajas fiscales para los jóvenes en el futuro. Por un rato pensé que se trataba de un Aznar resucitado, de una reencarnación. Y eso que hace tres años dijo que el poder no le iba a cambiar. Le ha transmutado en caudillo, líder de la bonanza económica. Promete a la vez rebajar la presencia de lo nuclear y pide comprensión para el próxo cementerio atómico.
Me ciega su fe en la eólica y en la solar. Es un bendito, un Adán. No me extraña que se haya comprado un chalé frente a una playa nudista.
Eso sí: en hora y media no hizo ninguna alusión al atentado de la T4. ¡Qué pronto pasan los días! ¡Qué rápido se remueven los escombros! Nos queda la fe. O la playa.
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