En la Tierra a miércoles, diciembre 17, 2025

Comunicación en tiempos de Opas

El anunció de una OPA, sobre todo si es hostil, es lo más parecido en términos de comunicación en la prensa económica a lo que puede ser una campaña política. Se toca arrebato en todos los flancos de una compañía y en la parte de la alta dirección no hay otro asunto que te ya, muy relevante que hubiera sido unas horas antes. La mayor diferencia es que, dependiendo de la enjundia de la operación, muchísos inversores pueden ganar o no tantes cantidades de dinero. Y esto genera tensión, mucha tensión.

 

Pero además, en la compañía se apodera el pánico. En los empleados y cuadros medios este pánico suele ser irracional que normalmente no profundizan mucho en las noticias reales y basan  sus apreciaciones en “radio macuto”. En la  alta dirección y los consejos es real que saben que en buena medida se están jugando su futuro profesional.

 

Este entorno crítico se aliña con la voracidad de los medios de comunicación. No hay operación que apasione más a un periodista de economía que seguir una OPA hostil. Cada día quiere una noticia nueva, la haya o no, y sus jefes se las exigen.  Lógico, a partir de ese momento va a tener varias fuentes con versiones completamente contrapuestas, con intereses variados y con la posibilidad de que aparezca un tercer competidor. El resultado … más carnaza informativa.

 

Los participantes del “juego” aumentan, y en muchas ocasiones (desgraciadamente para los profesionales de la comunicación) los mensajes que se quieren transmitir se desvirtúan en función de los numerosos “roncos” que de forma “desinteresada” aparecen durante el proceso.

 

Veamos. En un bando están los bancos de inversión, los abogados mercantilistas, los que atienden a los analistas, los inversores institucionales, los que se dedican a las relaciones institucionales (¿lobby?), los asesores de comunicación, los bancos financiadores, los aliados estratégicos, los consejeros (y qué no todos sus aparatos de comunicación y sus intereses particulares); en el otro bando, claro está, lo mismo. No nos olvidemos tampoco de los competidores, de los analistas, de los foros de Intet, de los inversores minoritarios, etc.

 

Por otro lado, y esto es lo más tante, no se puede comunicar siempre lo que a uno le gustaría y ni siquiera en el momento que le gustaría. El proceso de comunicación se tiene que ajustar a una normativa muy clara que se rige la Ley del Mercado de Valores y que supervisa la CNMV.

 

Independientemente de tener una estrategia de comunicación brillante hay que saber planificar milétricamente las acciones de comunicación a realizar, tener una conjunción perfecta con la empresa y sus asesores financieros y legales.

 

Pero además, saber valorar los ponderables, que en una OPA siempre aparecen, y manejar todos los elementos extraños que distorsionan e intoxican, no tiene precio. Sólo un secreto, cuantos más escenarios se tengan previstos mejor será el resultado final. Porque no nos engañemos, muy listos que puedan ser los nuestros, los otros pueden serlo más.

 

Se me olvidaba, en un tiempo de tanta vorágine informativa, en el que cualquier fallo informativo puede ser garrafal, nunca  queda mejor el dicho “vísteme despacio que tengo prisa”.

 

 

Chema Rodríguez Fajardo

Socio Director

Fajardo & Asociados

 

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