Chávez, Morales, Correa y Kirchner, protagonistas

LATAM (29/03/07) Que hay presidentes en América Latina que no se llevan nada bien con la prensa no es nada nuevo. Casi cada día leemos alguno noticia sobre situaciones conflictivas entre ambas partes. Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o Néstor Kirchner son algunos de los protagonistas más asiduos en materia de revocación de licencias, favoritismos para hablar con unos medios y discrinar a otros o, directamente, no habalr con ello, dificultades de acceso a la información. Un menú lamentable que dificulta la labor periodística.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, que se ha convertido en personaje televisivo gracias a su popular programa Aló Presidente, no se ha caracterizado precisamente su buena relación con los medios. Actualmente está siendo protagonista de un conflicto grave su decisión de no renovar la licencia de Radio Caracas Televisión (RCTV).

Él mismo ha manifestado que la razón es el respaldo que entregó la cadena al intento del golpe de Estado perpetrado en el 2002: ‘no se va a tolerar ningún medio de comunicación al servicio del golpismo, contra el pueblo, contra la nación, contra la independencia nacional, contra la dignidad de la República’, afirmó en su momento. Como ya señalamos en PRLatam, sus acciones se han dirigido especialmente a los que el denominó los ‘jinetes del Apocalipsis’, es decir, RCTV, Globovisión, Televen y Venevisión.

El diario Tal Cual ha debido enfrentar también presiones y recientemente supos que debió pagar una sustanciosa multa de 50.000 dólares, sanción que ya han conseguido pagar gracias a una ‘colecta pública’ El periodista y ex candidato presidencial Teodoro Petkoff, director del rotativo, declaró a Efe que el Gobierno de su país está aplicando ‘mecanismos perversos’ para restringir la libertad de prensa. Y en la reunión semestral que celebró la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) afirmó que mientras castiga a unas televisiones, beneficia a otras de carácter oficial, como la internacional Telesur y otras emisoras radiales y comunitarias utilizadas transmitir su ‘propaganda gubernamental’.

Algunos organismos, como la misma SIP o la Asociación Internacional de Radiodifusión, le han pedido que modifique su política mediática. Pero Chávez incluso ha trascendido sus fronteras, pues en su últa visita a Bolivia calificó a los medios de este país de ‘prensa oligárquica’. Unas declaraciones que no le ayudarán a hacer amigos entre la prensa internacional.

Su aliado estratégico, el presidente boliviano Evo Morales, algo más discreto, ha protagonizado también algunos episodios conflictivos. Recientemente, unos periodistas de La Razón fueron agredidos algunos ciudadanos después de que el mandatario acusara a este periódico de ‘mentiroso’ y sugiriera, con un toque de ironía, su nacionalización. Estas declaraciones intentaron ser aclaradas posteriormente sus tavoces, pero Morales también ha dicho que se encuentra ‘perseguido permanentemente’ la prensa boliviana.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, es otro líder cuya relación con los medios de Comunicación tampoco ha sido del todo tranquila. Y es que sus acusaciones a la prensa, al calificarla de ‘mediocre, incompetente y corrupta’ no parece ser una crítica constructiva. También ha tenido algunas tiranteces con los medios colombianos, a los que acusó de cambiar sus declaraciones y aseguró que en su país ecisten mafias informativas.

Nestor Kirchner, su parte, ha sido uno de los presidentes que han mostrado de una forma mucho más significativa su rechazo ante la prensa. Hace algunas semanas recomendó a los periodistas que se fueran a estudiar antes de publicar sus artículos. Esto se suma a su política de no conceder entrevistas a los medios de Comunicación y a las acusaciones de conceder publicidad gubernamental sólo a la prensa favorable.

Hemos hecho un repaso un grupo de mandatarios que han sostenido relaciones complejas con los medios informativos. Si bien es cierto que en muchas ocasiones sus noticias hacen un poco más difícil la tarea de gobernar, no cabe duda de que se trata de opiniones representativas de algunos sectores de la población para la que gobiernan. Su respeto resulta indispensable para un desarrollo democrático pleno, aunque no les guste.

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