En la Tierra a martes, diciembre 23, 2025

Corazones masajeados, pasados por agua y Albariños gallegos

Mondariz Balneario, Vigo, provincia de Pontevedra, Galicia. Ese era el destino de más de 20 profesionales del sector Salud de toda España; sí, sí, toda, desde Tenerife pasando Sevilla, Murcia, Madrid (los que más, todo sea dicho), Asturias y alguno que otro que no vino aquello de estar en plena campaña electoral y tener que dar cobertura a las noticias políticas. Y es que el corazón no entiende de cursos cuando es el puesto el que se juega.

El curso para Periodistas del sector Salud sobre ‘La frecuencia cardiaca: un tante riesgo cardiovascular’ contó con la presencia de eminentes cardiólogos que explicaron, paso a paso, cómo funciona un corazón. Pero lo prero es lo prero, y lo prero es Barajas.

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 Periodistas que asistieron al Curso  

José Mª Cruz (dcha) y Lorenzo López, cardiólogos


Pese a todo lo que se dice del aeropuerto de Barajas y su T4, la verdad es que, no se si que era jueves o que tuvos suerte, a nadie se le perdió la maleta, no llegamos con retraso y, lo que es más raro aún, los que hacían tránsito desde otras provincias ¡lo hicieron sin ningún problema!

Tras reunirnos todos los periodistas en los mostradores de Iberia y empacar unos, y otros no, llegamos a Vigo, donde nos recogió el autobús camino del Balneario de Mondariz (que no Mondariz Balneario que es el pueblo donde está el Balneario). Llegada al Balneario: caras de sorpresa; distribución de las habitaciones, ahora la cara de sorpresa se torna en satisfacción: habitaciones perfectamente lpias, confortables. De ahí al restaurante del Balneario que nos llenó a todos, aunque de aperitivo nos dieron una ‘delicatessen’ de algo con sabor indefinido y sucedáneo de caviar (esto últo sin acritud, que sabemos cuánto cuesta el caviar iraní) que no convenció a ninguno de los que estuvo presente.

Lo mejor de todo vino después de la comida: 3 horas de SPA en el Palacio de Agua del Balneario que (para los que no habéis estado nunca) cuenta con varias salas, balneario propiamente dicho, Palacio de Agua, golf, piscina, gnasio… y tuvos la otunidad de estar tres horas a mojo como las lentejas.

Otros, su parte, pudieron disfrutar de un masaje a cambio de los baños (motivos que no se van a contar, tal vez en un adivina, adivinanza) del que salieron ‘descontracturados’, relajados, medio dormidos, y con la espalda suavecita como el culito de un bebé, y todo gracias a la organización del Curso que ayudó a conseguir este cambio de últa hora.

Al resto de los periodistas, que sí se dieron un chapuzón, las aguas les debieron de dejar como nuevos ya que, tras la cena en el Restaurante Los Abetos, la mayoría se quedaron dormidos en el autobús de vuelta al hotel sobre las 12 de la noche.

Falta algo… ah sí, la cena. Se nos deleitó con la buena cocina gallega, carpaccio de lubina, ahumados de pescado, revuelto de setas con gambas, pientos del piquillo rellenos de marisco, todo bañado con un Albariño auténtico (según pudo saber PRSalud, el mismo que sirvieron en la boda de los Príncipes de Asturias) y esto sólo eran los aperitivos. De segundo se podía elegir: entrecot de tera o solomillo de buey, o pixín con langostinos en brocheta; para acabar la cena con una variedad de postres de la casa, cafecito y licor.

De repente la familia Telerín comenzó a cantar aquello de ‘vamos a la cama que hay que descansar, para que mañana podamos madrugar’ y diligentemente nos fuos al autobús que nos llevaría de vuelta al Balneario. Desbandada al llegar, salvo unos pocos que fuos a disfrutar de la noche y, bajo las estrellas, cayeron unos refrigerios, que no vamos a decir a quién aquello de ‘ayer lo conocí pero mañana nunca vi’.

Sueño reparador, desayuno en abundancia y comienza el curso a contrarreloj que los cardiólogos tenían que viajar para estar en otras conferencias la tarde. Exposiciones, preguntas, respuestas, más preguntas, más respuestas, fotos de grupo, individuales, en grupo todos sonrientes… y a comer con un menú especial para el grupo de Cariotipo; y ¡qué menú!

Cafecito, cigarrito para algunos y de vuelta al aeropuerto ‘internacional’ de Vigo, donde más de uno nos quedamos con las ganas de comprar algo en el ‘duty free’, tarea posible que éste se redujo a un chiringuito con abalorios supuestamente celtas y cosas de brujas ¡que no meigas ojo al dato!. Empaque, avión, turbulencias (para alguna) y despedidas con sonrisas en la cara. Buen trabajo para Servier y mejor el de Almudena que apenas disfrutó para que los demás estuviéramos contentos y felices…que lo estuvos.

Seguiremos informando….


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