Independientemente de la lucha visceral que se ha desatado entre las dos principales cabeceras del país las cifras de
Lo peor que le puede pasar a un periódico que está inmerso en una guerra mantener su nivel de ventas es que sus lectores complementen su información con la competencia. Lo que es un fenómeno natural en una sociedad democrática e incluso una normalidad casi sociológica, preocupa seriamente a El País en su visceral lucha contra El Mundo. Y es que según hemos podido saber, desde la llegada de Zapatero al poder, el número de lectores que alternan la lectura de El Mundo y El País han ido en progresivo aumento.
Los estudios internos que maneja el diario de Prisa dan cuenta de este creciento que se decanta del diario El Mundo. Es decir, son más los lectores de El País que también leen El Mundo, que los de El Mundo que comparten su lectura con el diario de Prisa. Incluso algunas previsiones del mercado apuntan a que un tercio de los dos millones de lectores de El País, han visitado alguna vez las noticias de El Mundo y prefieren complementar su información. Este nivel de ‘dualidad informativa’ se hace más patente en las informaciones sobre el 11M.
¿Qué significa esto? Pues sple. Si alguien toma Cocacola alternándola con Pepsi, existe un riesgo latente para la prera gaseosa, de que sus adictos se pasen a la competencia y les olviden o al menos reduzcan su consumo. Lo mismo pasa, conservando las peculiaridades, con la prensa diaria. Si los lectores de El País regularmente visitan El Mundo, no sólo le aumentan las ventas de la competencia, sino que además podrían en un futuro decantarse definitivamente El Mundo, y dejar de comprar y leer El País. Así de sple.
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