El paso del tiempo y sus consecuencias sobre la piel, especialmente en el rostro, se configuran como uno de los mayores retos para la investigación e innovación en el campo de la dermofarmacia. Esta tipología cosmética, que fue objeto de análisis en las Jornadas de Dermofarmacia.
El paso del tiempo y sus consecuencias sobre la piel, especialmente en el rostro, se configuran como uno de los mayores retos para la investigación e innovación en el campo de la dermofarmacia. Además, la aparición de nuevos componentes moleculares junto con la apertura del sector al público masculino, garantizan el futuro para esta tipología cosmética, que fue objeto de análisis en las Jornadas de Dermofarmacia.
Sólo el año pasado, las farmacias de nuestro país despacharon cerca de 150 millones de unidades y, aunque apenas alcanzan el 10% del mercado total de cosméticos, es el sector que más crece. Según los expertos, este creciento se debe al valor añadido que ofrece el farmacéutico al realizar la dispensación del producto cosmético.
La cosmética farmacéutica ya no es un producto exclusivo de mujeres de edad avanzada. Así, José María García Antón, del laboratorio Lipotec, especialista en el desarrollo y producción de componentes para cosméticos, sostiene que ‘tanto hombres como mujeres comienzan a cuidar su piel antes de los 30 años. Es la edad máxa para iniciar estos tratamientos, que es cuando se empiezan a poner de manifiesto las arrugas de expresión’, indica. Según García Antón, la cosmética aplicada a la elinación de las arrugas pasa un momento de ‘profesionalización’ en el que ‘nos alejamos de los productos milagro, de la aleatoriedad en la eficacia, para acercarnos a la profesionalización, a la mejor industria farmacéutica’, dice. Así, en los últos años el sector de la cosmética antiarruga ha experentado un doble pulso, a raíz del boom de los productos específicos para el hombre y a la entrada en el mercado de cosméticos con el mal denominado ‘efecto botox’.
Desde la autorización del uso de la toxina del botulismo en el ámbito estético, el botox ha revolucionado el sector. Además de las conocidas inyecciones, en el mercado ya existen numerosas cremas con silares cualidades: elinación de arrugas a sple vista. Las cremas no son tan efectivas, ni caras, como las inyecciones, aunque su uso diario y constante de éstas mejora sustancialmente la piel del rostro.
En cuanto a la cosmética dirigida a los hombres, José María García indica que se trata de un fenómeno surgido hace un par de años que ‘aún está explotar’. Así, a pesar de que en el mercado ya existen numerosas líneas de cosméticos, la gran mayoría de los hombres optan iniciarse en este mundo a través de cremas hidratantes y revitalizantes, siendo más reacios a cremas antiarrugas o para las ojeras. Los productos de belleza para el hombre suponen apenas el 0,6% del mercado, según Miquel Carrera, de Novartis. Con todo, se prevé un desarrollo del mercado a corto plazo, con la progresiva elinación de prejuicios sociales con respecto a este tipo de productos.
Las cremas masculinas tienen los mismos principios activos que las dirigidas a mujeres, aunque modifican su textura y la oleosidad para adecuarla al rostro de los hombres.
En los últos meses un nuevo cosmético ha vuelto a abrir el debate social de los denominados ‘productos milagro’. Las cremas de ‘baba de caracol’ copan los espacios de televenta y profesionales y consumidores defienden o rechazan su uso. Para arrojar algo de luz sobre el asunto, Verónica Pascual Esclattier, directora de g de IFC, expuso en la jornada de hoy las conclusiones de un estudio llevado a cabo su laboratorio. De él se extrae que no todos estos productos responden a los mismos niveles de calidad y se recomienda ante todo asesoramiento farmacéutico antes de su aplicación.
Según IFC, la calidad de la crema de baba de caracol radica principalmente en la fuente o tipo de caracol y el método de extracción la baba, que no es más que la secrección producida el molusco cuando es sometido a agresiones externas. Esta crema posee reconocidas capacidades regenerativas, aunque los especialistas insisten en que los productos milagro ‘no existen’, en referencia a la publicidad habitual que acompaña la comercialización de la baba de caracol.