Muchos Colegios Farmacéuticos, en nombre de sus asociados, están pidiendo que dentro de la receta electrónica se tenga acceso a la historia clínica farmacoterapéutica para poder realizar un efectivo control farmacológico de los pacientes que llegan a las Oficinas de Farmacia. Sin embargo, muchos médicos no están de acuerdo con esta medida ya que, en determinados casos, supondría un conflicto paciente médico ya que este últo valora otros aspectos cuando realiza la exploración del paciente que acude a su consulta.
En este sentido, médicos de la semFYC consideran que en la mayoría de los casos los médicos, sabiendo los antecedentes farmacológicos de los pacientes, les tratan con aquellos medicamentos que a prera vista para el boticario pueden ser contraproducentes, y es que éstos tienen una visión externa de la enfermedad. Si bien es cierto que en muchas ocasiones y con los cambios de médicos de Atención Praria y el no uso de los ordenadores donde se guarda toda medicina recetada el médico anterior, si que pueden realizarse prescripciones de medicamentos que pueden interaccionar o causar efectos adversos a los pacientes.
Los farmacéuticos, su parte, piden que se tenga acceso a los historiales farmacológicos ya que se quiere evitar problemas sobre todo con los pacientes más mayores y que tengan problemas para recordar los fármacos que toman. De esta manera los farmacéuticos serían unos ‘vigilantes’ del buen uso de los medicamentos.
Estas dos posturas crean controversia que los médicos consideran que los farmacéuticos están tratando de realizar una labor que no les corresponde aunque defienden la Atención Farmacéutica y el seguiento Farmacoterapéutico de los pacientes, pero no están capacitados para evaluar las decisiones médicas a la hora de prescribir los medicamentos.
Por su parte los boticarios creen que su labor es esencial en la medida en la que cada vez faltan más médicos y se saturan las consultas lo que no pueden realizar una correcta atención al paciente y no pueden saber con exactitud qué toman o dejan de tomar y esta labor la suplen ellos que disponen de más tiempo y confianza con los usuarios.
Sin embargo no cabe duda de que de las luchas intestinas de estas dos partes esenciales en la sanidad pública, los pacientes son los más perjudicados que llega un momento en el que no saben a qué atenerse, si a la opinión médica avalada sus estudios y especialidades, o a la del farmacéutico de su barrio al que piden consejo y ayuda y les atienden con paciencia y tiempo.
El acceso a la historia clínica farmacológica parte de los farmacéuticos sí que puede evitar problemas interacción o efectos adversos no deseados y sobre todo puede ayudar a aquellos pacientes que no recuerdan los nombres de los medicamentos cuando son enfermos crónicos y les cambian de medicación. También es cierto que los farmacéuticos no están habilitados para diagnosticar enfermedades y que lo más cerca que pueden hacer es la relacionada con las EFP para dolencias leves. Entonces, ¿en qué quedará la atención farmacéutica?, ¿y la diagnosis?, ¿Empiezan a librarse batallas entre estos dos sectores el control de los medicamentos?.
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