En la Tierra a viernes, diciembre 19, 2025

El cordón de Leonor, por Guillem López-Casasnovas para El Periódico

Por su interés, reproduciremos y publicaremos los trabajos finalistas del Premio Reflexiones que la Fundación AstraZéneca y El Periódico han seleccionado para optar al mejor artículo de opinión en el ámbito sanitario.

‘El cordón de Leonor’
Guillem LópezCasasnovas
El Periódico

Una solución equilibrada podría ser que si la prestación es efectiva, se incore al catálogo de prestaciones públicas. Pero si estamos ante el caso de una prestación a la que no puede acceder una persona sin recursos, pero de la que no se sabe su efectividad (los cordones umbilicales), y de la que hay alternativas más baratas pero que no satisfacen tanto al usuario particular, ¿qué se hace? El problema es de miopía: la salud es algo más que los servicios sanitarios. Extendemos el principio, si acaso, a la siniestralidad laboral, a los accidentes de coche o a la seguridad en bienes para la infancia. Estos productos, en la medida en que resultan más caros que otros, ¿son de acceso inequitativo y, tanto, objetos de corrección desde la política pública?

Si se generaliza la percepción de la bondad de un banco de cordón umbilical, el problema no es de equidad, sino de eficiencia. Se erosiona el colectivo de donantes actuales, ya que aumentan los costes de otunidad de la donación voluntaria (”si puede ser, si acaso, mejor para mi que para otro”), y se rompe el equilibrio anterior que reduce sustancialmente la oferta.

Por el principio de hacer, hoy, un bien potencial futuro (que no sabemos si estas terapias serán efectivas en todos los casos) lo hacemos posible para algunos que sí lo pueden necesitar ahora. Si cada uno va a la suya, la prestación posible y futura de un banco de cordón umbilical disminuye para la colectividad. Con consecuencias intergeneracionales (los que guardan para mañana, piden el acceso a los enfermos de hoy).

PARA TODA actividad lícita, el hecho de que el Estado no reconozca una prestación pública no plica que no se pueda acceder a ella, afortunadamente en una sociedad libre. De esto se han beneficiado hoy los padres, Letizia y Felipe. Pero tener un buen nivel de donaciones requiere adecuar la situación a las nuevas circunstancias, compensando en el tiempo los cambios surgidos en este caso a las alternativas a la donación. Reequilibrar puede significar algo así como quien da tiene derecho a recibir prero que quien puede dar y no da; o, para algunos servicios complementarios, comodidades de acceso al sistema público, exención de algún copago actual o futuro se identifican como preferentes a los donantes. Una compensación monetaria tampoco puede descartarse para recuperar el equilibrio de las donaciones vía incentivos (aquí no sería como la donación de sangre: no se tendrían más hijos para poder dar más cordones). Se trata de combatir, tanto, los efectos.

El cordón de Leonor
Guillem LópezCasasnovas
El Periódico

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