Prácticamente todos los medios de comunicación se hacen eco hoy de la violencia vivida este fin de semana en el Metro de Madrid, más concretamente en la estación de Legazpi. Un joven antifascista de 16 años ha muerto apuñalado a manos de otro de 24 que se dirigía a una marcha convocada Democracia Nacional en contra de los inmigrantes. La violencia vuelve al suburbano.
Todos los medios de comunicación comentan hoy la noticia de la muerte de un menor en el Metro de Madrid. La estación de Legazpi se convirtió ayer en una batalla campal entre integrantes de Democracia Nacional y jóvenes antifascistas, que pretendían reventar la marcha convocada los preros en contra de la inmigración en España.
Los hechos ocurrieron en los vagones del suburbano madrileño, cuando jóvenes antifascistas se encontraron con radicales que asistían a una marcha para protestar contra los inmigrantes. Carlos Javier Palomino, de 16 años, fue acuchillado otro joven ante la presencia de los numerosos viajeros que a esas horas ocupaban los trenes.
El suburbano madrileño se está convirtiendo en las últas semanas en triste protagonista de las informaciones, al convertirse en escenario de numerosas reyertas. A esta últa hay que añadir la ocurrida el pasado 29 de octubre, cuando un ‘cabeza rapada' presuntamente agredió a un ciudadano negro que vendía discos en el vestíbulo de la estación de Metro Alfonso XIII. Cuatro días antes, dos argentinos la emprendieron a tiros en la estación de Valdezarza.
La violencia fascista parece recrudecerse en estos días próxos al 20 de noviembre, fecha clave para estos grupos 'ultras', que no dudan en defender sus ideales en cualquier lugar. Fascistas y antifascistas conviven en una comunidad de Madrid que, en las últas semanas, ha sido protagonista involuntaria de la violencia racista.