En la Tierra a jueves, diciembre 18, 2025

EL ENCANTO DE LA NOCHE LONDINENSE

Viaje relámpago a la ciudad del Támesis para conocer de prera mano la situación de la prescripción enfermera en Reino Unido. Acelerado ritmo de trabajo, pero también tiempo para la diversión (sobre todo para aquellos que, como dicen las abuelas, no se fueron a la cama con las gallinas) y ya no digamos para aquellos que optaron quedarse el fin de semana…

Encuentro en la T4 y dadas las horas, también comida. ¿Sabíais que se pueden organizar comidas de trabajo, de las de mantel blanco en un aeropuerto? Pues en Barajas, sí. Lásta que no haya zona de fumadores, aunque para eso ya están las famosas jaulas para pasar el mono…

Después, vuelo de hora y media amenizado charlas varias y alguna que otra siesta. Aeropuerto de Heathrow, esta vez con  una amplia zona para fumadores, la **** calle. Una lluvia fina acompaña la expedición. Viaje en autocar y llegada al hotel, un Sol Meliá con españoles en recepción, todo un detalle, teniendo en cuenta el nivel medio de inglés de la expedición (esta redacción lo bajaba bastante). (Antonio Mingarro Sanifax consiguió subirla con una presentación en un perfecto inglés, aunque después optó hacer su pregunta en castellano, pero esa es otra historia…)

Ducha rápida y encuentro en recepción. Autocar y a la cena, en un conocido restaurante londinense, repartidos en tres mesas. El deseo expreso de compartir una mesa grande, se quedó en eso, en un deseo. Presidente en una mesa, Vicepresidente en otra y Director de Gabinete de  Estudios y Dircom, en una tercera. Risas, sobre de todo de dos de las mesas. En la tercera (presidida Máxo), se hablaba de cosas más serias. Prescripción enfermera y su historia desde 1970 hasta ahora. Treinta años resumidos entre plato y plato. Eso sí, con el peculiar y divertido estilo del Presidente de los enfermeros, que demostró una vez más, no tener pelos en la lengua, procionando más de un titular, aunque estuviéramos fuera de horario laboral…

Vuelta al hotel y a la camita (aunque dadas sus densiones, más bien camón), que al día siguiente tocaba madrugar. Sólo tres se atrevieron a descubrir la noche londinense, aunque no consiguieron descubrir demasiado. Prer intento. Discoteca hip hopera  con música demasiado alta, que superaba con creces el nivel de decibelios que cualquier ser humano (no alcoholizado) está dispuesto a aguantar.

Segundo. A la media hora, paseo Piccadilly en busca de un pub, aunque sin éxito. Al parecer, cierran más bien pronto. Tercero. Más paseo nocturno y vuelta al hotel con la esperanza de tomar una copa. Bar cerrado. Cuarto. Minibar también.

Así que cada uno a su habitación, después de una noche aparentemente frustrada, pero en el fondo, divertida.

Vies la mañana. Desayuno y paseo hasta la sede del Consejo Británico de Enfermería. Jornada intensa de trabajo no sólo para los periodistas, sino para los traductores que se lo facilitaron. (PRSalud agradece la colaboración de Mónica y Carlos, sin cuya ayuda no habría sido posible entender casi nada).

Fin de la jornada de trabajo y comida en la sala de juntas. Salida con tres destinos diferentes, un hospital y dos centros de salud.  Visita un poco breve, las prisas, y llegada al aeropuerto. Pero ni las largas distancias, ni los atascos, ni  los interminables controles del aeropuerto de Heathrow, consiguieron que nos quedáramos en tierra.  Y eso que había más de uno que no le hubiera tando… 

El vuelo de vuelta se hizo corto (la mayoría dormidos y otros de cháchara) y llegó la despedida con promesas de reencuentro…

Seguiremos Informando…

Por cierto,  Raquel encontró su tarjeta de embarque, pero perdió la cartera. Menos mal que apareció, igual que la maleta de Óscar.

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