La adaptación de los vehículos a las personas discapacitadas no es tarea fácil y así lo ha entendido la Dirección General de Tráfico (DGT) que ha promovido y financiado un dispositivo para evaluar la capacidad de conducción de las personas con minusvalías y, así mismo, las adaptaciones que se han de realizar a sus vehículos para que puedan manejarlos. El resultado fue presentado ayer en Madrid. Fiat, en colaboración con la Universidad de Valencia, fue la ganadora del concurso de la DGT, con un dispositivo que permite correlacionar las discapacidades con las ayudas técnicas necesarias y conocer las necesidades de movilidad, fuerza y desplazamiento de los conductores discapacitados. Así mismo, presenta un proceso sistematizado de evaluación de la discapacidad y de aptitud para la conducción.
Dado que el nuevo sistema se instalará en centros de reconociento, hospitales y autoescuelas, el proyecto incluye un plan de formación para los facultativos y técnicos involucrados en el proceso, tanto de los propios centros como de las administraciones sanitaria y de tráfico.
A lo largo de la presentación se oyeron voces de denuncia contra las dificultades que tienen los discapacitados para acudir a las autoescuelas, dado que no todas cuentan con accesos preparados, así como protestas la norma que permite que las personas con minusvalía compren y adapten el coche antes de obtener el permiso de conducir ya que, aducen, resulta discrinatorio, puesto que el resto de conductores pueden obtener el permiso acudiendo a la autoescuela sin comprar previamente el automóvil.
Por un lado, las autoescuelas explican esta diferenciación el coste que supone tener vehículos de aprendizaje preparados para conductores con discapacidad, mientras que el otro, las asociaciones aducen que los mandos específicos en el volante de estos automóviles se pueden retirar, lo que otros conductores podrían aprender con el mismo coche.