LATAM (24/12/2007) ‘El ponerle rostro a las desapariciones es tomar una verdadera densión de la tragedia'. Así nos define el fotógrafo argentino Gustavo Germano una de sus intenciones a la hora de crear la exposición Ausencias, donde vuelve a plasmar, treinta años después, a los familiares y amigos de algunas de las víctas de la dictadura argentina. Aunque estos son sólo catorce casos, ‘aquí uno toma conciencia de lo que significa treinta mil'. Y es que la idea es ‘mantener viva la memoria y atar lo que se pueda para que la justicia sea un hecho'. Coméntanos, ¿en qué consiste la exposición Ausencias?
Es un trabajo que hemos hecho a partir de fotografías de álbumes familiares de desaparecidos y víctas de la revolución ilegal de Argentina en la Dictadura de 1976 y 1983. Hemos recopilado estas ágenes, que son 14 casos, y hemos convocado a los familiares y amigos que aparecen en las fotos para volver a los mismos sitios originales, treinta años después y con la presencia de la ausencia.
¿Les ha costado reunir a todos los familiares y amigos en el mismo lugar de la fotografía treinta años después?
Bueno, realizamos todo el trabajo de recopilación de ágenes con los familiares y junto a los organismos de Derechos Humanos de la provincia de Entre Ríos, que es de donde son las fotografías. Intentábamos mostrar un poco el universo de las víctas. Hay estudiantes, militantes de los barrios marginados, intelectuales, militantes de las universidades… Prero fue un proceso de recopilación de las ágenes, y luego de búsqueda de las personas que aparecen en las fotos para convocarlas y poder volver a hacer las mismas instantáneas en el año 2006.
¿Hubo algunas personas que se mostraron reacias a volver a hacerse esas fotografías?
No, en general las personas que aparecen en las ágenes son gente cercana a las víctas. Se han mostrado muy dispuestos. Además, el hecho de que yo fuese familiar de uno de los desaparecidos les ha dado un poco más de confianza. Sabían que el proyecto iba a ser tratado con mucho cariño y respeto.
¿Dónde se va a presentar esta exposición?
El periplo ha comenzado en Barcelona el 16 de octubre. Ahora estamos en Madrid, en Casa de América, y viajará a Argentina a partir de febrero, aproxadamente el 26 de febrero en el Centro Cultural Recoletos de Buenos Aires. Luego irá al Museo Bellas Artes de la provincia de Entre Ríos, donde se encontrará con todos los protagonistas. Después viajará al Centro Cultural del Palacio de la Moneda en Chile, a Rosario en Argentina, Paraguay, Montevideo…
¿Qué aceptación ha tenido la exposición en Barcelona?
Estamos muy satisfechos que hemos logrado transmitir en un sentido más universal y humano lo que ha significado vivir estos treinta años con la permanente presencia de la ausencia, que son los dos elementos con los que jugamos en las exposiciones. La presencia y la ausencia, el estar y no estar, y el paso del tiempo. Es algo así como decir que esta vida, que podrían haber vivido, no la han podido vivir lo que pasó. Los que sí aparecen han podido envejecer.
¿Cómo han podido ayudar estas fotografía a los familiares de las víctas?
Ellos son muy conscientes de la ausencia, la tienen permanentemente en su mente. Como decía Sábato, los muertos mueren una vez y los desaparecidos mueren todos los días. Es una cosa que llevan siempre en la cabeza. Ellos mismos me han transmitido que están muy contentos. Los familiares son gente muy común, y poder transmitir esto ha sido para ellos muy gratificantes.
¿Y a usted qué le ha atado?
Hemos trabajado siempre con el tema, intentado transmitirlo hacia fuera, mostrar lo que ha significado. En su momento también hicos un video, ahora estamos con este proyecto. La idea es mantener viva la memoria y atar lo que se pueda para que la justicia sea un hecho.
¿Cómo han tratado los medios de comunicación a los familiares de estas víctas? ¿Les han dado la suficiente cobertura?
Los medios han tenido distintos roles en los diferentes tiempos, y según los momentos. Han sido parte de lo que ha sucedido en la sociedad argentina. No son ajenos, no son una cosa aislada de la sociedad, que de alguna manera, aunque hay excepciones, siempre le han dado un espacio tante a estos temas, como es el caso de Página 12 o el semanario Análisis, en el que yo trabajé muchos años en Entre Ríos.
¿Hay una diferencia en el tratamiento político hacia estos familiares?
Los familiares han vivido muchas cosas en estos treinta años. Desde haber sido tratados como parias, la peor cosa de la sociedad durante la Dictadura, hasta ver cómo esta situación cambiaba cuando regresó la Democracia en 1983, con el juicio de las Juntas militares. Pero duró muy poco, que luego estuvieron las leyes de obediencia de vida y punto final. También se ha pasado años de indiferencia, después estuvieron los indultos para las personas que estaban siendo juzgadas, y ahora se han derogado estas leyes y se han reactivado todas las causas. De hecho, se han citado a declarar y ya se han dictado las preras sentencias, lo que hay cierta esperanza de que aunque la justicia sea tardía, al final llegue.
¿Qué fotografía es la que más le ha llegado?
Cada una tiene su historia, pero quizás una de las más potentes sea la de Laura Méndez, que es en realidad la hija sobreviviente. Prero su padre fue secuestrado cuando iba con ella, lo que Laura estuvo abandonada en un orfanato. Su madre la recuperó, y días después abandonó la militancia política y a los dos años un grupo armado irrumpió en la casa, secuestró a la madre y la dejaron a ella a cargo de una chica.
¿Qué les puede atar esta exposición a los visitantes?
Tomar conciencia de lo que es. El ponerle rostros a las desapariciones es tomar una verdadera densión de la tragedia. Estos son sólo catorce casos pero aquí uno toma conciencia de lo que significan treinta mil. Creo que está planteada desde un punto de vista muy humano, de comprensión, con un planteamiento muy sencillo que logra transmitir lo que es la vida con la permanente presencia de la ausencia.
Usted también sale en una de las fotografías
Sí, aunque la idea era que no fuese una exposición autobiográfica, también era necesario que me situase en este lugar que, de alguna forma, significaba ponerme en el lado donde has pedido a la gente que se pusiese.
