En la Tierra a sábado, diciembre 20, 2025

Los indispensables seguros de obras de arte, por las nubes

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Ni el ‘Retrato de Suzanne Bloch' de Pablo Picasso, ni el ‘Labrador de café', del pintor brasileño Cándido Portinari, que fueron robadas del Museo de Arte de Sao Paulo, en Brasil, estaban aseguradas. Tampoco ninguna de las 8.000 piezas artísticas que se exponen en sus salas, que carecían de las más mínas medidas de seguridad, ya que la contratación de una póliza, según un tavoz de la pinacoteca, es ‘financieramente posible'. Y es que las pólizas de este tipo, cada vez más necesarias, son inaccesibles para muchos museos y salas de arte.

‘El valor de los dos cuadros, como los otros en nuestra colección, es incalculable y ello posible de asegurar', explicó a los medios de comunicación el tavoz Eduardo Cosomano, una versión que fue confirmada el periódico Folha de Sao Paulo, que publicó una información en la que se valoraba la colección en más de mil millones de dólares. Sin embargo, el centro de arte se replanteará las medidas de seguridad, ya que no contaba ni con alarma ni con sensores de moviento, y las ágenes de las cámaras de seguridad no tienen la nitidez suficiente como para identificar a los delincuentes.

El robo de ambos cuadros, que valen respectivamente 50 y 2,5 millones de dólares, ha dejado al descubierto que una póliza especializada en museos y galerías resulta indispensable, aunque muy cara. De hecho, en muchas ocasiones es el propio Estado el que, actuando como una aseguradora, cubre las obras ante posibles daños, pérdidas o robos. Así ha ocurrido, ejemplo, con la exposición Fábulas de Velázquez, que se encuentra actualmente en el Museo del Prado, y que el Estado ha garantizado las 18 obras prestadas casi 361 millones de euros.

La modalidad de seguro más habitual es la ‘Póliza comercial', que cubre cada obra de arte prestada, que tiene una tasación económica llamada ‘valor convenido' que es el que le da su propietario y es aceptado el prestatario. La modalidad general es la denominada a todo riesgo y ‘clavo a clavo', es decir, la póliza cubre desde el momento en que la obra se descuelga en su domicilio de origen, el viaje hasta destino, el desembalaje, la exhibición, el viaje de regreso y hasta volver a ser ‘clavado' en su origen.

También hay cláusulas específicas, como la cobertura ante posibles ataques terroristas durante el tránsito de la obra y su estancia en el museo prestatario. Esta cobertura está sufriendo una demanda creciente. Otra cláusula habitual es la ‘cláusula de museo', según la cual aunque una obra se pierda en un siniestro y el propietario sea indemnizado la compañía de seguros, la titularidad de la obra parte del Museo propietario no prescribe jamás. Además, está la cláusula de demérito, en la que se indica que en caso de daño parcial debido a alguno de los riesgos asegurados la póliza, la cuantía de la pérdida será la de los costes de restauración, así como el coste de su depreciación.

Además de las altas valoraciones de arte, los últos ataques a cuadros famosos y robos que se han dado a conocer en los medios de comunicación han sido cruciales en el incremento de las pólizas. Y esta subida de precios incide en las dificultades para que los Museos accedan a trasladar sus obras de arte a otros países.

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