Aceites, jamones, quesos, botellas de cava y de vino, turrones o latas de conserva. Cada año, las empresas y sus gabinetes correspondientes se empeñan en hacer que su detalle navideño sea el más original, el más recordado todos, al que la gente le hace más ilusión que le llegue. Hay motivos originales, sí, pero si hay que destacar alguno es el que Lilly ha hecho este año a sus allegados. Se trata del libro 'Médicos en los Museos', que hace un repaso a la historia de la medicina dentro del arte de la pintura. En una muy cuidada y vistosa edición, el libro escrito Fernando Jénez Escribano muestra las ágenes que han sido llevadas a esta especialidad a lo largo de varios siglos. 'los médicos, en una tradición que se remonta a lo largo de los siglos, aparecen con singular relevancia asociados al mundo del arte en general', afirma en su prologo el autor. Y es cierto, y eso, que mejor que aglutinar en un volumen en esas pinturas realizadas grandes maestros del pincel.
Y es que parece que están la mayoría de los tantes, algo que evidencia la tancia que, siempre, a lo largo de la historia han tenido los médicos. Por ejemplo, podemos encontrarnos en sus preras páginas con un lienzo de El Greco en el que muestra un retrato del Doctor De la Fuente. También alguno de Rubbens, como el que hizo al Doctor Paracelso o al Doctor Nonio. Rembrand también tiene un tante hueco, con tres pinturas suyas, entre las que cabe destacar una de una operación de brazo.
'La muerte de Marat', conocido cuadro de David, en el cual refleja la muerte y el sufriento del Doctor en su casa, donde sale con una pluma y un papel. Goya también tiene su hueco y sus perfectos trazos se ven de forma clara en sus óleos del Doctor Gillemardet, del Doctor Queralto o del Doctor Arrieta. El retrato realizado Madrazo sobre el Doctor Castello tambièn se incluye entre los destacados.
Van Gogh tiene un hueco tante el libro de Jénez Escribano. Su Doctor Rey junto con su Doctor Gachet; de ToulouseLautrec, de Picasso, de Sorolla con su Doctor Ramon y Cajal, de Munch e incluso de Frida Kahlo. Lo que decos que prácticamente están todos los grandes del pincel. Por eso, este regalo sabe casi mejor que ninguno ya que ocupará durante mucho tiempo las estanterías de aquellos afortunados en recibirlo.
