Tras pagar la luz, el agua, el teléfono y el alquiler, con seiscientos euros mensuales, poca calidad de vida le queda a los pensionistas españoles para disfrutar de su Tercera Edad dorada. Estas navidades ha sido desoladora la mirada que algunos excelentes retajes de las televisiones han lanzado sobre muchos de nuestros mayores que sobreviven prácticamente en el umbral de la pobreza. Los precios de los alentos y los consumos básicos se han disparado para el 2008. Con subidas desde una media de un 4 ciento para consumos domésticos (luz, gas, agua, electricidad, teléfono, transtes), hasta un 14 ciento de media en alentos básicos (leche,pan,ca,legumbres,cereales). Las pensiones más bajas, las no contributivas, han subido también un 5,1 ciento.
De todos modos, resulta inexplicable, y a veces milagroso, aginar cómo estas personas, que son tres millones en todo el territorio nacional, pueden sobrevivir. Contrasta en nuestra sociedad opulenta de hoy, con un consumo navideño desbordante, que un altíso centaje de ancianos están en sus casas solos, y tienen que conformarse con una dieta paupérra. Con suerte, muchos de ellos comen ca una vez a la semana, los seis días restantes sobreviven básicamente mojando pan con leche (la leche ha subido un treinta ciento). Afortunadamente, tanto el Gobierno como la Comunidad están volviendo la mirada cada vez más hacia este sector de la población y al menos, en lo que a la Ley de Dependencia se refiere, ya se han puesto de acuerdo para que sea aplicada sin fisuras. Al otro lado están los jóvenes españoles, que son los que más tardan en emanciparse de la casa paterna. Para ellos, la ministra Carme Chacón ha trabajado duro en los tres meses escasos que lleva de mandato, y ya ha puesto en marcha un ambicioso plan que costará al Estado más de 400 millones de euros para 2008 y que beneficiará, estativamente, a 361.000 jóvenes entre 22 y 30 años. Estos muchachos pueden solicitar desde ya los 210 euros mensuales para el alquiler, además de un préstamo de 600 euros sin intereses para la fianza, y otros 120 euros para hacer frente a gastos financieros. Es una apuesta fuerte que el Gobierno vende en pleno arranque de campaña electoral para ganarse los votos de jubilados y jóvenes el estómago, la vivienda y el bolsillo. A pesar del bombo con que se anuncian estas medidas no cabe olvidar que España, octava potencia mundial, está muy lejos de equiparar sus prestaciones sociales para jóvenes y jubilados, con sus vecinos europeos donde vivienda y alento están garantizados.










