En la Tierra a miércoles, diciembre 17, 2025

NI CON LOS PISOS GRATIS SE IRÁN DE CASA

La Comunidad gestiona los trámites sin mucho entusiasmo y el Gobierno paga. Al fin parecen haberse puesto de acuerdo Gobierno y Comunidades con respecto a las ayudas a los jóvenes para el alquiler. Doscientos diez euros mensuales, más la fianza y otra cifra extra para tramitación, no es cantidad menor para casi cuatrocientos mil jóvenes entre los 22 y los 30 años que quieran emanciparse. En sólo una semana, desde que la Ley ha entrado en vigor, más de doscientas mil descargas de solicitudes han sido recibidas en el Ministerio de la Vivienda. La avalancha es tal, que la ministra Carme Chacón ya ha tenido que pedir disculpas y habilitar nuevas vías de solicitudes para las ayudas.

En Madrid, en sus diecinueve oficinas, ya han atendido decenas de miles de solicitudes, que crecen día a día, con más de quince mil llamadas en veinticuatro horas. Las poblaciones del Sur de Madrid, fundamentalmente, no dan abasto a recoger presos y ofrecer las informaciones telefónicas. En ciudades como Móstoles, cinco mil jóvenes podrán acogerse al Plan. Otro tanto sucede en Alcorcón, donde durante los preros días hábiles del año, se están recibiendo del orden de cien peticiones diarias, y la cifra va in crescendo. En cuanto a Leganés, Fuenlabrada, Pinto, Valdemoro y Parla suman a las muchas ayudas ya existentes el plan del que también se calcula pueden beneficiarse casi cuatro mil jóvenes ciudad. En las poblaciones del Norte de Madrid, la demanda aunque es significativa, no es tan espectacular.

Sin duda, la medida ha sido pactante desde los puntos de vista político y electoralista. Otra cosa será comprobar cuántas de estas solicitudes se transformarán en emancipaciones reales. Porque mucho que los jóvenes se apunten a las solicitudes de dinero gratis, no está garantizado que renuncien a continuar comiendo en casa de sus padres o recibiendo el cheque gasolina para el automóvil y otras prebendas. No es solamente un problema de vivienda lo que los jóvenes españoles son los más tardíos en emanciparse de casa con respecto a nuestros vecinos europeos. Se trata más bien una cuestión educacional. Los padres de hoy, realmente, no quieren que sus hijos se marchen de casa. Para ello les man y agasajan con todo tipo de concesiones consumistas sin darse cuenta de que no desarrollan un espíritu autónomo e independiente. De todas maneras, la carestía de la vivienda sí se ha constituido en un problema, no sólo de emancipación, sino de mera supervivencia. Son demasiados los ciudadanos que, enca de los treinta años, no pueden ni aginar siquiera constituir una familia no poder pagar un hogar.

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