Alcohol, opiáceos, cannabis, cocaína y anfetaminas son las drogas que más frecuentemente se asocian a la conducción. Y la cuestión no es baladí, ya que, bien sus efectos depresivos, estulantes o perturbadores, las drogas influyen directamente en la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico: la dilatación de los tiempos de reacción, una errónea percepción del riesgo y los efectos negativos en la visión son sólo algunas de las consecuencias del consumo de drogas y su influencia en el volante es letal: el 37% de los fallecidos en accidentes de circulación en 2007 presentaban alguna droga en su organismo. Según Juan Carlos González Luque, asesor médico del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico, lo habitual no es consumir una sola droga, sino que el conductor presente restos de varias drogas a la vez, lo que multiplica los efectos negativos de éstas en el organismo, aunque, sin duda, la alteración de la percepción del riesgo es el peor de todos ellos: conductas como la circulación en sentido contrario o a altas velocidades están relacionadas en la mayoría de las ocasiones con un consumo de estas sustancias.
Luque ha establecido tres pilares básicos para luchar contra el consumo de drogas al volante, centrados en la prevención: conociento del problema (es decir, llevar a cabo la investigación necesaria para establecer los riesgos concretos de accidente que produce, tanto si el siniestro es mortal como si no lo es), intervenciones disuasorias (controles amplios y aleatorios) y realizar una labor informativa, educativa y divulgativa (conseguir que la norma sea aceptada la sociedad).
Además, el asesor médico de la DGT ha hecho hincapié en la necesidad de llevar a cabo una intervención verdaderamente rehabilitadora, ya que el 70% de los reincidentes en infracciones de tráfico sufren adicciones a alguna sustancia, aunque ha querido dejar claro que una cosa es que el accidente haya tenido relación con las drogas (lo que ocurre en una amplia mayoría) y otra que la causa del siniestro hayan sido estas mismas.
En el coloquio ha tomado la palabra también el director del Instituto de Estudios de Alcohol y Drogas de la Facultad de Medicina de Valladolid, Javier Álvarez, que ha recordado que en la Unión Europea uno de cada cuatro accidentes tiene relación con el alcohol y un 15% con los medicamentos y las drogas. Además, ha diferenciado entre los efectos producidos el consumo esádico, el abuso y la dependencia.
En una intervención más sanitaria que la de Luque, Álvarez ha hablado sobre la posibilidad de penalizar un cierto consumo de cannabis (aproxadamente 5 nanogramos mililitro de sangre, cuyos efectos son silares al nivel máxo de alcohol permitido), ya que la presencia de esta droga en el organismo de los conductores y peatones fallecidos en accidente de tráfico es cada vez mayor.
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