Mientras algunas empresas de telecomunicaciones invierten miles de millones de euros en infraestructuras y deben sotar la lupa del supervisor, otras crecen en silencio y se ponen nerviosas con cualquier atisbo de fiscalización. Eugenio Galdón es uno de ellos. El presidente de ONO Eugenio Galdón, hombre poco dado a las declaraciones, ayer se despachó a gusto. Galdón está temiendo que, prera vez desde que se abrió el mercado de las telecos, la CMT decida meterle mano a su negocio. Un negocio que ha ido creciendo al calor de las inversiones, pero también al amparo de la libertad regulatoria.
Gracias a ello, en este momento, Ono tiene mucha, mucha más cuota de mercado en banda ancha que Telefónica en más lugares de los que seguramente la opinión pública se agina: Valencia, Cantabria, Zamora, Albacete, Cádiz… todas ellas son zonas totalmente Ono, donde el cablero controla más de la mitad del mercado.
Sin embargo, son zonas con una regulación idéntica a la de cualquier otro sitio de España: permisiva y protectora con el entrante, restrictiva y correctiva con el incumbente.
La semana pasada, la CMT habló prera vez en serio de una posible regulación geográfica diferenciada… algo que no le gustó a Galdón. Con razón, que como cuaje, deberá sotar las regulaciones que afectan a cualquier empresa dominante.
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