Día 4 de febrero, Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer. El Cáncer, una enfermedad en boca de todos pero desconocida para la mayoría y que roza su punto más humano cuando los Pacientes son niños.
Es verdad aquello de que ‘una agen vale más que mil palabras’ pero ¿qué pasa cuando esa agen no es legíta? ¿dónde está el límite en los medios de comunicación? ¿lo saben los propios periodistas y fotógrafos? Y lo que se plantea ¿todo lo ilegal es inmoral?
El cáncer infantil representa un pequeño centaje de todos los cánceres humanos y, aunque es una enfermedad rara en la infancia, sigue siendo la segunda causa de mortalidad infantil en los países desarrollados, sólo detrás de los accidentes. El cáncer en adultos pacta, pero más lo hace cuando el afectado es sólo un niño.
Mostrar esto desde la ventana de lo audiovisual es cada vez más difícil, encontrar el punto exacto entre el derecho a la agen, lo que es lícito mostrar, lo que es moralmente necesario enseñar y lo que roza el sensacionalismo es cada vez más difícil en una sociedad en la que una agen de una cadena nacional o de un periódico de gran tirada causa un pacto superior a cien mil palabras. Es lo que Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, ha denominado como ‘efecto llamada de los medios’. ¿Vulnera esto el derecho a la intidad de los niños?
Mostrar ágenes de niños con cáncer. Niños que han perdido el pelo la quioterapia o niños que viven, ellos y sus padres, siendo conscientes de que no tienen muchos años delante. Imágenes que tocan la fibra sensible de una sociedad que tiene costumbre mirar hacia otro lado cuando una ‘mala noticia’ le afecta y corre el peligro de spatizar con ella. Imágenes que si no se tratan con rigor, rozan el sensacionalismo y pueden convertir una denuncia social en un circo de lágras.

La obligación de los medios y de la fotografía es mostrar estas historias. Y prueba de ellos son los retajes de Tino Soriano, Juan Baños y Renée Byer (cuyo trabajo le valió un Pulitzer). ‘Como sociedad no podemos hacer oídos sordos y esconder la realidad’, afirma el Defensor.










