El magacín matinal de Antena 3, presentado Susanna Griso, denunciaba esta mañana el caso de Manuel Rodríguez, un peatón que perdió una de sus piernas y debe ir con muletas de vida a causa de un atropello y que ahora ha sido demandado su agresor daños en el vehículo. La ocasión fue aprovechada el periodista Albert Castillón para ‘enganchar' con la fibra más visceral del público y poner a caldo a las Aseguradoras.
La versatilidad de Castillón resulta presionante: no sólo se dedica a la búsqueda de personas desaparecidas, al periodismo del corazón o a la investigación de los famosos marbellíes involucrados en casos de corrupción. Como profesional, también se acerca a la ciudadanía de a pie y se identifica con el sentir popular, aunque en ocasiones le falte sustento a sus afirmaciones.
En la edición de esta mañana del programa ‘Espejo Público' de la cadena de Carlotti, se trataba un tema serio y rodeado de un drama social que no pasa desapercibido para el espectador: la situación de Manuel Rodríguez, un hombre que fue atropellado y que, después de perder una de sus piernas, deberá caminar de vida con muletas. Ahora, el conductor que le causó estos daños, le ha demandado para que le pague 6.000 euros lo daños causados a su coche, un caso silar al que hace sólo unos días conocíamos, en el que unos padres cuyo hijo había muerto un atropello también eran denunciados el conductor, aunque finalmente éste retiró la demanda.
El caso es dramático y, como viene siendo habitual en este tipo de formatos televisivos, apela a la sensibilidad de los espectadores. Castillón, ni corto ni perezoso, e intentando conectar con la sensibilidad de las audiencias, no dudó en poner a caldo al sector Asegurador con frases no sólo dignas de una tertulia de bar, sino carentes de todo sustento.
Joyitas como ‘los seguros de automóviles están hechos a medida para que las aseguradoras nunca pierdan' fueron parte del repertorio matutino de Castillón, que no ató mayores argumentos. Otro apunte de este periodista señalaba que Manuel Rodríguez, el invitado, era doblemente vícta: haber sido atropellado y también de ‘su propia compañía de seguros, o de la contraria, que van a recuperar el dinero'.
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