El público está atento este fin de semana. NO sabemos si Zapatero le quiso confesar a Gabilondo que ha hecho un cursillo del Actors Studio. Si fuera así, su aparición en el próxo mitin sería un remedo, bueno o malo, de aquel Marlon Brando en un tranvía llamado deseo: camiseta sudada y deseos turbios de retorcer el alma de Rajoy.
Por otra parte, no es nuevo que ahora diga que va a dramatizar un poco. ¿Qué ha hecho hasta ahora? Su actuación durante la legislatura ha sido un puro drama, en el sentido de que ha representado un papel, el del chico que no rompe un plato, el que apaga el incendio después de provocarlo, el que tensa a la sociedad para luego echarle la culpa a la oposición.
Así que no se esperan novedades en el circo. Más tensión y Pepiño revienta. Él, que nunca ha sabido hacer otro papel que de si mismo. Y eso no es un drama, es una tragedia.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA










