No va a ser fácil para los dirigentes socialistas convencer a la opinión pública de la supuesta victoria de ZP. Por muchas razones. Algunas encuestas dicen lo contrario, pero debemos descontar el efecto del voto de los electores de Izquierda Unida, o de los nacionalismos, en sus variadas acepciones y formatos.
Zapatero pasó la mitad del debate crispado, tenso, agresivo, sin contestar a las preguntas que le lanzaba Rajoy o a las acusaciones de mentir, a las que no aludió en ninguna ocasión, y eso que algunas estaban fundamentadas en datos muy sólidos. Zapatero cayó noqueado cuando Rajoy sacó el tema de la inmigración, asunto en el que no quiso entrar. Grave error.
Contestó con la eutanasia al asunto de los estatutos. Y sacó el Plan Hidrológico cuando se trataba de hablar de cohesión de España. Acusó el golpe cuando Rajoy le habló de la tendencia del empleo, y prometió mejorar la educación cuando antes había dicho que en ese terreno estamos como nunca.
Pero donde salió profundamente derrotado fue en asuntos de terrorismo, donde recibió una andanada durísa y certeza sin poder parar ni uno solo de los golpes. Después del espectáculo de anoche, la prera semana de campaña será para el PP, al que el viento se le pone a favor.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
