Duro fajador. Ha sido el ariete del PP durante la legislatura más dura. ‘Cuando el juego se hace duro', decía J.F. Kennedy, ‘los duros entran en el juego'. Así Zaplana. ‘Zaplana bonita', que diría el Azarías. Ave rapaz del Congreso de los Diputados. Es otro al que el PP tendría que hacer un homenaje. Se va de forma elegante. De él se ha dicho de todo, menos que sea un mal parlamentario.
Lo subrayó él mismo ayer tarde en una entrevista precisa en la onda de Juan Pablo Colmenarejo. Fue una entrevista de cinco minutos, de esas que conviene repasar que todo está tan condensado que cuando lo despliegas ves que hay mucho más mapa del que pensabas. Zaplana es un experto en malas artes, uno de esos que le llevas el coche y te lo truca para que corra más, para que tenga más paquete de potencia.
Yo lo pondría en el taller de la política, y seguro que terminaba la jornada con las manos lpias y el pelo en su sitio, y echando flores a todo tacón que pasara la calle. De diputado raso no vale. Así que tendrán que ponerle una lonja con unas herramientas, para reparar los cacharros viejos del partido y dejarlos niquelados, como nuevos, dos duros, aunque me da que este torero de los pasos perdidos es de lo que te cobra unas facturas de infarto con el adorno de una blanca sonrisa.
¿No llegó a ser alcalde de Benidorm gracias a un tránsfuga? Pues eso. Lo cierto es que la segunda línea del PP, los Zaplana y los Acebes está a años luz de los Pepinos y Lopezgarridos. De eso no hay duda.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA










