El hombre clave de Zapatero ya no es Caldera sino el ministro de Defensa en funciones, José Antonio Alonso, quien será el sacrificado nuevo tavoz del Gobierno. Son las cosas de Zapatero. Su dudosa habilidad para sacarse de la manga a un ‘amigo de toda la vida' y llevarle al prer plano de la política. Lo hizo con Miguel Sebastián forzándole como candidato a la alcaldía de Madrid. Y fracasó estrepitosamente. Lo ha hecho con Tomás Gómez, el alcalde Parla, midiéndole nada menos que con la emergente Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad, y… veremos que pasa.
Alonso, hombre de apariencia creíble y muy discreto, que ha desempeñado correctamente sus funciones, prero como ministro de Interior y posterior de Defensa, no parece precisamente un prodigio de elocuencia. Tampoco ayuda mucho su gesto rígido y de sonrisa difícil. ¿No es el tavoz la cara y la agen del Gobierno? Por tanto, cabe deducir que a Alonso se le destina, en su calidad de juez de carrera, a tomar un papel protagonista como negociador con el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial). De nuevo a Zapatero le puede su corazón y esa supuesta lealtad a su amigo y compañero de pupitre.
En cuanto a Madrid, cabe preguntarse si el PSM analiza eficazmente la rémora que para el resto del PSOE supone la ventaja de 350.000 votos del PP sobre los socialistas madrileños. En las elecciones del 2004 esta diferencia era de 30.000 votos. La sangría socialista de Madrid, y el avance del PP, hay que mirarla en la flaqueza de sus líderes. En cuanto a Rajoy, con el aliento de los eternos enemigos entre sí, Aguirre y Gallardón, en la nuca, aún le queda resuello para ponerlos firmes y no solo no renunciar, sino que anuncia, eso sí, ‘herméticamente' que su equipo lo hará él y sólo él. Francisco Granados, líder de los populares madrileños e Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad, ya han puesto sus cartas sobre la mesa y exigido que a Madrid se le dé lo que es suyo. Políticamente en el Gobierno de la Comunidad se guarda corrección. Pero de puertas para adentro no les falta razón. Habrá que esperar a ver cómo mueve pieza Rajoy pero ya se empieza a sospechar que el líder está amortizado y quizá lo que más convenga es precisamente cambiarlo. De momento, al tavoz en funciones, Zaplana, lo han retirado del prer plano. Ya no refleja la cara y la agen del PP esa errática manera de encarar el atentado del 11M y la guerra de Irak. Quizá también habría que unificar el criterio en Génova (PP nacional) y en Pontejos (PP madrileño) sobre temas como la inmigración en el que la Comunidad de Madrid es modelo de acogida e integración tal como exponemos en nuestro retaje de páginas interiores.
CONCHA MINGUELA, DIRECTORA GENTE EN MADRID
