El pasado jueves 26 de marzo era detenido Santiago del Valle la muerte de Mari Luz Cortés, la niña de El Torrejón que despareció casi dos meses antes y que fue hallada sin vida el 7 de marzo de 2008. Toda una historia en la que los medios de Comunicación muchas veces pierden el norte y hacen sangre un punto de audiencia.
Esta vez, y cada vez más y mejor, la 'prensa' ha dado una lección de civismo y, en palabras de Rosa Ruiz, gerente la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Enfermos Mentales, 'estamos muy de acuerdo y satisfechos con el trato mediático que se ha dado al caso'.
Ha pasado cierto tiempo desde la detención de Santiago del Valle como presunto asesino de Mª Luz, la niña de El Torrejón. ¿Cuál es la valoración que hace FEAFES del tratamiento mediático que ha tenido este suceso?
En lo que a nosotros nos compete, ha habido un trato adecuado. En cierta medida, nuestra nota de prensa venía a exigir y a informar a los medios de comunicación de que no se asociaran determinados aspectos a los temas de la enfermedad mental, de la posible o no enfermedad mental del detenido. A mi entender esto se está cumpliendo que los titulares no están relacionados con la Salud mental, sino con la condición personal de esta persona en relación a sus otros problemas. En este caso concreto estaríamos muy de acuerdo y muy satisfechos con el trato mediático que se ha dado al caso.
Mandasteis un comunicado el pasado 27 de marzo, un día después de la detención, exigiendo que 'no se relacione la enfermedad mental con la pederastia' ¿preventivo o en respuesta a lo que ya ha ocurrido otras veces?
Era preventivo, pero también una respuesta que en algún medio de comunicación se había hecho alguna asociación. Nosotros queremos aprovechar todas las otunidades para dejar clara cuál es la verdadera situación de las personas con enfermedad mental. Un amplíso centaje llevan un tratamiento adecuado, y esta es la prera premisa. Reciben una atención adecuada y tienen una vida completamente normalizada. No queremos que determinados casos esta situación se desvirtúe.
Antes lo he comentado: si tienen una atención adecuada (esa es la principal premisa, repito) y este es uno de nuestros preros objetivos, que la tengan, las personas con enfermedad mental son igual que las que padecen otro tipo de enfermedad, solo que parece que la Salud Mental o la Enfermedad Metal es la cenicienta del sistema sociosanitario.
¿Por qué se asocia a Santiago del Valle con la Esquizofrenia Paranoide?
No conozco el caso de Santiago. No sé que tipo de enfermedad mental tiene o no tiene, pero sí es verdad que, de las enfermedades mentales, la más enigmática y aparatosa para los medios y los elementos de ficción es esta. Es la que más juego da.
Pero los síntomas hay que situarlos muy lejos de una ficción, de la cienciaficción. Es cierto que lo que es noticia es noticia, pero a veces hay que discrinar lo que está asociado a la enfermedad y lo que es una consecuencia de ella, de lo que no lo es. Y, supuesto, estos actos aparatosos y muy floridos no están relacionados con la enfermedad. La enfermedad mental, y concretamente la esquizofrenia, es otra cosa.
No eres médico ni psiquiatra pero, tras años trabajando en FEAFES y en el ámbito de la Salud Mental, ¿qué podemos decir qué es la Esquizofrenia Paranoide?
La esquizofrenia, la enfermedad mental, y la Paranoide concretamente, se identifican con una serie de síntomas que se llaman positivos y negativos. Los positivos es todo lo que tiene que ver con los delirios y las alucinaciones, preras señales de alarma. Síntomas de persecución, temor, angustia, miedos… La fase más crítica son los llamados síntomas negativos: embotamiento, apatía… en definitiva, estados depresivos.
Los actos violentos vinculados a la enfermedad mental son muy raros. Según los estudios (y hay muchos), únicamente un 3% de las personas con enfermedad mental cometen en su vida un acto violento asociado a la enfermedad y, curiosamente, ese pequeño centaje lo hace en el entorno más cercano y familiar de la persona.
Otra cosa es lo que pueda cometer la propia condición humana, pero hay que saber discrinar la forma de ser de una persona del hecho de que está enfermo.
A día de hoy ¿con qué prejuicios se encuentran todavía las personas con enfermedad mental en la integración social?
Fundamentalmente el estigma. A lo largo de la humanidad, a lo largo de la historia, la enfermedad mental se ha posicionado en una situación mítica y de tabú. En la edad media eran quemados en la hoguera y en las tribus de los países indígenas se trataba del gurú y del brujo. Desmontar esa situación de siglos es complicado.
Fundamentalmente la falta de información acerca de lo que realmente es una enfermedad mental es la culpable de todo y el handicap que tienen las personas con enfermedad mental para encontrar una verdadera reinserción. El hecho de acceder a un puesto de trabajo y manifestar que se tiene algún tipo de trastorno mental, a veces, genera dificultades, problemas que también se ven en las relaciones sociales.
Todo esto es consecuencia de la falta de información. Está demostrado que una persona con enfermedad mental con una adecuada atención social y sanitaria, y con los correspondientes apoyos sociales y familiares, es capaz de vivir con la enfermedad como se vive con cualquier otra. Con sufriento y complicaciones, sí, pero también lo es vivir con un cáncer o con un sida, lo es vivir con cualquier enfermedad grave.
Entonces los medios de Comunicación ante esta falta de información….
Yo pienso que los medios de Comunicación tienen un papel fundamental en estas labores de información y de sensibilización a la sociedad y de ahí que nosotros llevemos muchos años trabajando con ellos.
A principios del año 2000 elaboramos una guía de estilo que quiere servir de apoyo para que los periodistas tengan la información correspondiente. Nos queremos identificar como un interlocutor y como una referencia a la hora de que cualquier persona, sea un medio, un afectado, o cualquier otra institución o entidad, sepa que hay una organización que trabaja en este sentido y que podemos prestar información.