A talante, talante y medio. La pasada fue una legislatura dura, y como dijo Kennedy, ‘cuando el juego se hace duro, los duros entran en el juego'. Ahora parece que las reglas son otras y los objetivos diferentes, y eso nos permitirá disfrutar de Soraya. El PP parte como ventaja. Frente al tímido Alonso ofrece la chispa de la vallisoletana; frente al verbo seco del ex ministro de Defensa, propone la gracia y el mohín de esta mujer que todavía sabe demasiado para ser tavoz. Dicho en otras palabras, quizás se tiene que sacudir ese aire de estar siempre en permanente oposición, como si cada pregunta fuera un tema para conseguir la abogacía del estado.
La lectura interna del partido es otra. Frente a quienes presentaban candidatos delegación, Rajoy ha elegido a la suya, y ha dado la prera muestra de que manda él, y dice cuándo lo dice él, sin presiones de federicos ni otras especies, que han hecho lo posible marcarle el paso. Una cosa es que tienda a la indolencia y otra que tenga que desfilar con la música que tocan en la COPE o en El Mundo. Rajoy ha dejado clara dónde está la renovación: en Camps, y en María San Gil. Y también ha señalado dónde se encuentra la continuidad: en Pío García Escudero. Lo de ayer es la prera andanada para determinar cuál será su equipo. No lo ha hecho tarde ni pronto, sino a su hora. Como dicen en las ferias de ganado: ‘Paso de buey, cara de bobo, y diente de lobo'.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA