No se resigna. Aguirre ha sido la única, el momento, que ha levantado la cabeza y da la cara. No se resigna. El PP tiene mucho que decir y la boca del derrotado Rajoy se ha quedado pequeña. Los barones regionales están descontentos, le dan vueltas, pero ninguno avanza. De momento manda Rajoy, y antes de posicionarse, esperan a que el líder caiga. Estos son los momentos clave en la vida de un político. Hay que jugársela. Aguirre debe dar un paso adelante. Aunque pierda, gana. En el hipotético caso de que no consiguiera, la cobardía endógena de los cargos del PP (demostrada en la guerra de Irak), aglutinar a los 600 compromisarios que necesita para avalar su candidatura alternativa a Rajoy, siempre ganaría. Ella ganaría credibilidad y el PP ganaría transparencia y juego democrático.
Para su bien, el PP debe de acabar con la dedocracia puesta en el partido desde que Fraga designara a Aznar, y éste a Rajoy, y éste últo a Soraya como tavoz, dejando en la cuneta a gente más destacada como Pizarro, Costa, Cañete. El lamentable espectáculo al que los diputados del PP sometieron a sus votantes, no atreviéndose a ejercer ni una sola discrepancia contra la guerra, cuando muchos de ellos odiaron internamente la plicación personalista de Aznar, debe cambiar.
La política de agachar la cabeza e ir todos a una en temas tan humanos como el derecho al aborto, o disfrutar la opción homosexual con los mismos derechos, debe tocar a su fin. Hasta ahora, ha sido Celia Villalobos, exministra de Sanidad, la precursora del voto en conciencia. Lo fue en el tema del aborto. Curiosamente, la historia le ofrece una otunidad de oro a otra mujer, bien llamada en Madrid la lideresa, para erigirse en defensora de principios liberales y progresistas, y evitar que su partido se anquilose en el rincón oscuro del conservadurismo carca.
Aguirre, una mujer de educación liberal, tirón popular y eficaz gestión, como demuestra en su Comunidad, no se resigna a agachar la cabeza sólo miedo. Su espectacular victoria electoral le ha hecho crecerse. Se puede discrepar o no políticamente de su discurso, pero lo que no cabe duda es de que, en estos momentos en los que la cobardía paraliza a muchos líderes, ella da la cara hablando de liberalismo, avances y derechos sociales. Cabe preguntarse qué no ha esgrido este discurso más enérgicamente durante la legislatura. Pero en fin, aquí, en Madrid, le avala su fluido diálogo con alcaldes socialistas, y la gestión económica y social que ha situado a la Comunidad como la locomotora económica de España. Ahora veremos si, desde fuera, los barones regionales siguen su estela y la apoyan o sencillamente esperan. A todo esto, Alberto Ruiz Gallardón sigue en China.
[email protected]
CONCHA MINGUELA, DIRECTORA 'GENTE EN MADRID'
