Un camionero llamó anoche a ‘Locos Madrid'. La llamada entró en directo en el programa. Ángel, que así se llama el transtista, nos contó su vida desesperada. Esta semana cambió una rueda del vehículo. Echó cuentas y la goma le sale una semana de trabajo. Gasta 800 euros en gasoil. Se levanta a las tres de la mañana y llega a casa a las seis de la tarde. De cada semana de trabajo le quedan unos pocos euros. Quedó claro que el hombre tenía una situación desesperada. Ha enviado varios fax al palacio de la Moncloa. Dice que nadie le ha contestado.
Recordé que Zapatero, al llegar a la presidencia, dijo aquello de que el poder no le iba a cambiar, y para demostrarlo abrió una línea caliente con el gobierno. ¿Alguien sabe algo de los resultados de ese teléfono verde? No conozco ningún caso. Dirán que han ganado las elecciones. Por las razones que sea. Pero han llegado al gobierno repitiendo que no había crisis, y acusando de antipatriotas a los que afirmaban lo contrario. Ahora que llega, es como los maremotos. De lejos parece que la ola tiene un par de metros. Cuando la tienes enca es cuando la ves en su real densión. Hemos perdido seis meses, o quizá diez, diciendo que no pasaba nada, que estábamos preparados. Ángel, y otros como él, sabían los precios, la carga de trabajo, que eso no era cierto.
Ahora en la investidura, nos dice que esto no durará, y que se va a gastar el presupuesto en gastos sociales mientras crece la legión de parados. Todos sabemos que es mentira. Pero quizá en España nos hemos convertido en cómodos escuchadores de lo que queremos oír. El camino hacia una riqueza escasa es más difícil, y uno quiere consuelo, y un poco de mentira. Pero habrá un momento en que las palabras tendrán que coincidir con la realidad, y ese día habremos tocado fondo. Algunos ya han llegado a las honduras.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
