En la Tierra a viernes, 10 mayo, 2024

¡Bien! Bien por la ANIS

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Sí; lo digo alto y claro: ¡Bien la ANIS! Lo de ayer fue ejemplar. Por fin los socios de la ANIS han participado y se han plicado realmente acudiendo a una Asamblea General. Han votado y han decidido. Eso es lo que hacía falta y fin ha llegado. Y la ANIS ha podido salir de la catarsis. La competencia en todos los órdenes siempre es buena y aquí se ha demostrado: los otros han dejado de ser los otros. Ya están presentes. La pena es que los asociados de fuera de Madrid no hayan podido participar de este aconteciento una reflexión que hacer para el futuro.

Aunque llevo 30 años de ejercicio de profesión periodística, mi formación es científica. Por eso utilizaré un término común a los dos ámbitos del conociento: la entropía. Con este término en física y en química se define el nivel de desorden de un sistema. En la teoría de la información es la cantidad de "ruido" o "desorden" que contiene o libera un sistema. Al orden se lo define con el término negantropía y en la teoría de la información esto equivale a silencio. En la facultad me enseñaron que un sistema es tanto más estable cuanto mayor es la entropía, mientras que la preponderancia de la negantropía avoca a la muerte del sistema si no existe una acción que genere un mayor grado de desorden. A esto se le conoce como la Teoría del Caos.

Esta explicación viene a cuento de que creo que la ANIS estaba en un estado negantrópico, catártico. La existencia de una candidatura alternativa a la oficial, sin embargo, ha servido de revulsivo generando una situación de crispación (caos) y, prera vez, un debate interno a cara de perro, con agradables consecuencias, lo que constaté ayer al finalizar la Asamblea y leo hoy sobre ella. Seguro que habrá un antes y un después de estas elecciones.

Ayer una persona me decía me había equivocado al hacer público lo que pensaba de la situación de la ANIS. He de decir que no me desdigo de nada y que sólo me arrepiento de haber equiparado a José Manuel Huesa con Mugabe. Y ello me disculpo públicamente. Por lo demás, en todo momento he sido consciente de lo que conlleva ser el malo de la película, pero siempre he sido consecuente tanto con mis ideas como con lo que digo. Hubiese sido más cómodo para mí callarme; como siempre. Más cómodo y menos lesivo. Y, además, no soy el único que piensa así, según compruebo en algunos correos y llamadas que he recibido. Pero prefiero asumir las consecuencias, las críticas y la anadversión de muchos, pues estoy más que satisfecho con el desenlace final.

Decía ayer Javier López Iglesias que la ANIS nació para unir, no para desintegrar. Y ayer se demostró que hay más uniónparticipación que nunca, aunque sea con alguna disidencia. Eso es suficiente para mí. Una últa cosa sobre mi intervención la de expresar mi opinión en esta campaña: no he actuado movido el resentiento, como se dijo sin nombrarme, y menos aun un profundo resentiento. Sinceramente, no lo tengo; contra nada ni contra nadie.

Para acabar sólo quiero hacer dos reflexiones. Una deuda de 144.000 euros es una razón más que tante para aumentar la cuota de socio, invariable desde que se creó la ANIS. Es necesario disponer de liquidez. No profundizaré más en este tema. La otra reflexión es una sugerencia. Todas las sociedades científicas celebran la Asamblea General y las elecciones en el contexto de su Congreso. Es la única manera de que todos participen. ¿Tanto cuesta hacer lo mismo en el Congreso de la ANIS? Los que viven y trabajan fuera de Madrid, además de votar, sea delegación o correo, desean  también ejercer su derecho a tener voz.

Yo ya me callo. Prometo no volver a hablar más, ni bien ni mal, de la ANIS ni de nada de lo que con ella tenga que ver. Por lo menos durante una larguísa temada.

Luis Medina

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