En el PP piden tregua. La crisis se cierra, en falso, que es lo peor que le podía pasar al PP: esconder la disputa bajo la alfombra, hacer como si no pasara nada, transitar un congreso aburrido, donde todo se posta, donde todo se ofrece ‘como si….'. Como si Rajoy fuera un líder sólido, como si no hubiera oposición, como si la frase de Fraga de mandar callar fuera un grito ante el que el partido se cuadra.
Al PP le hace falta una cierta mentalidad anarquista. Al fin y al cabo el anarquismo es el liberalismo llevado hasta el extremo. Un poco de acracia les permitiría abordar estos procesos con apertura, con un poco de locura (ahora se lo pueden permitir), mientras que el silencio pactado es sólo una forma de que la plutocracia de los aparatos se perpetúe y triunfe la mediocridad. Dicen que el pacto es hacer unas prarias en 2012. Es decir, en el momento menos otuno, que es también una constante del PP: su capacidad inigualable de elegir el momento menos otuno para tomar decisiones.
A Rajoy puede que le guste ese pacto: su estilo es el de postergar cualquier aconteciento decisivo. ¿Y Aguirre? Ella no renuncia, y espera al siguiente reparto de cartas.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA










