El día 31 de mayo se celebró el Día Mundial sin Tabaco. Este tipo de celebraciones permite valorar las diferentes políticas contra el tabaco que se han ido llevando en España en los últos años. También surge la necesidad de evaluar la historia natural reciente del consumo de tabaco y sus consecuencias. En este sentido, las estrategias de las compañías de tabaco van orientadas a la incoración de personas jóvenes y a la extensión del consumo entre los habitantes de los países en vías de desarrollo. Con anterioridad, las compañías de fijaron en las mujeres, cuando el hábito estaba extendido entre los hombres, y en las clases mediasbajas, cuando el hábito se iba abandonando en las clases altas. No cabe ninguna duda que una de las principales estrategias de fomentar el consumo de tabáquico estaba relacionada con la publicidad. Así, inicialmente el consumo de tabaco se asociaba con el glamour, y Humphrey Bogart, que tuvo el papel de Samuel Spade en la película de El Halcón Maltés, ejerció de polo de atracción al consumo de tabaco hacia muchas personas. En años posteriores, la asociación del consumo a un cuerpo '10' propio de una modelo publicitaria, a personajes de cómic o de dibujos anados y a aventuras de riesgo han sido estrategias de publicidad, de base moral dudosa, para captar nuevos fumadores y retener a los ya existentes. Mas grave ha sido la introducción en el tabaco de sustancias que potenciaban su capacidad adictiva y, lo tanto, dificultaban la posibilidad de abandonar el hábito.
En relación a las estrategias plementadas en España y en Europa destacan las siguientes: la prohibición de publicidad, las políticas de educación para la salud, las señales de alarma en las cajetillas y la prohibición selectiva del consumo. Una una dichas estrategias no han acabado de alcanzar sus objetivos. Así, las estrategias de publicidad directa han sido sustituidas estrategias de publicidad indirecta que permiten en ocasiones llegar de forma personalizada al potencial consumidor utilizando otro tipo de argumentos. Las estrategias educativas han fracasado de forma continuada al no poder competir en recursos con las de promoción y publicidad del tabaco, así como a la temalidad de las mismas. Con respecto a las señales de alarma en las cajetillas, cabría preguntarse si los fumadores realmente las leen y si se creen sus contenidos. Finalmente, la estrategia de prohibición ha visualizado múltiples carencias. La prera de ellas es la de estigmatizar a los fumadores, lo que ha promovido un efecto rebote que los ha cohesionado en torno al derecho a fumar en muchos bares y restaurantes en donde la tolerancia a un consumo discreto era mayor. En segundo lugar, una estrategia de prohibición requiere de una inspección periódica que vigile el cumpliento de la norma y sancione su incumpliento.
El gran problema del tabaco es que es una adicción cuyas consecuencias son nefastas para los que la sufren y, lo tanto, debe tratarse como tal. En este sentido las políticas públicas deberían asumir dos estrategias: aumentar los puestos del tabaco y financiar los tratamientos contra la adicción. La prera estrategia protegería de la entrada al hábito tabáquico de jóvenes y poblaciones vulnerables.
Ello permitiría además recaudar dinero para tratar la adicción al tabaco. La segunda estrategia, al no poder ser considerada sustancia ilegal el tabaco, posibilitaría un abordaje terapéutico sobre la razón que pulsa a fumar. Lamentablemente, la política española actual no aborda de forma adecuada el problema del tabaco favoreciendo la radicalización de los fumadores, el consumo en bares y restaurantes, con el riesgo de salud laboral para los trabajadores de esos locales, y para los pacientes y mujeres embarazadas que ocasionalmente acuden a ellos; y admitiendo una cierta interpretación diferente de la norma según CCAA. En este sentido, subir el precio del tabaco, prohibir absolutamente su consumo en locales públicos y financiar los tratamientos contra la adicción son las piezas perdidas de una buena política contra el tabaco. Como bien saben los que vieron la película la figura del "Halcón Maltés" que Samuel Spade encontró resultó ser falsa. Como los placeres ocultos del tabaco. Falsos, caros y dañinos…
Albert J. Jovell
Presidente Foro Español de Pacientes










