El cambio de dueños de Zeta vendrá inevitablemente acompañado de recortes de personal. Así lo creen la mayoría de los trabajadores de la empresa. La clave es saber de cuánta gente hablamos y en qué condiciones abandonarán la compañía. Ésta será precisamente la labor de los sindicatos: buscar las mejores condiciones de salida y negociar con expertos contratados Gallardo, que en breve comenzarán a visitar todas las redacciones del Grupo Zeta. De momento, los trabajadores marcharán en Madrid y Barcelona a mediodía.
Si nada se tuerce en la ‘due dilligence' y si Gallardo no se arrepiente luego de verificar con sus auditores los resultados reales de los últos ejercicios y las deudas vivas de la compañía, en dos meses la empresa pasaría a manos del empresario extremeño. Gallardo se haría con la empresa y pondría a su gente a gestionar el grupo. También tendrá que hacerse la escisión y segregación mercantil de Zeta Audiovisual del Grupo Zeta, ya que el negocio audiovisual es la parte de Zeta que se queda Antonio Asensio.
Frente a esto la plantilla está muy intranquila y que esperan que aparezcan Zeta nuevos gestores puestos Gallardo, profesionales de medios, gente con experiencia para reflotar Zeta y no ‘tiburones' o ‘cirujanos' expertos en ERE y despidos masivos o cirujanos para el troceo y reventa de la empresa. En Zeta creen que Gallardo ha pedido ejecutivos a Prisa para el saneamiento o que al menos les asesoren sobre el fichaje de gente con experiencia en medios.
Lo que no quieren ningún motivo los trabajadores es ver aterrizar en Zeta ejecutivos que nada más llegar pedan la lista de la plantilla y despidan con dos criterios: los de más edad (50 años hacia arriba) y los más caros. En estos momentos se habla del 15% o el 20% de los 2.200 trabajadores como cifra ópta para reajustar la estructura de la empresa. El argumento de la empresa será la necesidad de sanear sus finanzas, ya que entró en pérdidas los dos últos años y lo más probable es que siga en esta senda este curso.
En este entendido, en Comité tendrá que negociar rescisiones de contratos voluntarios e incentivados, o sea jubilaciones anticipadas y salidas voluntarias con una indemnización generosa. De no ser así, la cosa se podría complicar y podrían explotar conflictos laborales ‘serios'. Gallardo quiere cuidar su buena agen de empresario que respeta los derechos laborales, su gran baza precisamente para ganarse la spatía de los sindicatos de Zeta en el proceso de venta. Si todos ceden la sangre no llegaría al río.
Respecto de los directivos, los sindicatos creen que puede haber una lpia tante. En ese tema Gallardo se encontrará con demasiados jefes para el tamaño de Zeta. Además, la mayoría de los directivos tienen contratos blindados o tienen una edad que se pueden financiar ellos mismos la prejubilación. No necesitan que los sindicatos los defiendan.
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