Conviene leer las sentencias, y no quedarse sólo con las interpretaciones. La últa contra la libertad de expresión la firma una juez contra Jénez Losantos. Los argumentos son débiles, diríase que producto de una grave anemia intelectual. La juez condena a Losantos no haber comprobado un extremo que publicaba la prensa de la mañana, cuando se aseguraba que el alcalde era contrario a que el PP exigiera la reapertura de la investigación del 11M.
Expertos jurídicos que han analizado el texto, pero que jamás se atreverán a decir lo que piensan, no miedo al juez sino al régen, aseguran que en la casación tiene muchas posibilidades de ser tumbada. Sus argumentos están soldados con papel de fumar. La libertad de expresión se debe aplicar incluso a un sujeto como Losantos, que hace de ella un uso salvaje. La sentencia, y su interpretación, están orientadas a terminar con el hombre, más que a condenar un determinado comtamiento.
Por otra parte en los medios se le juzga como periodista, cuando Losantos nunca ha sido tal. Debiera juzgársele como político, que es lo que es, y entonces no solo sería absuelto, sino aplaudido, que sus argumentos y sus formas, han sido los propios de la clase política durante los últos cuatro años.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA










