La periodista Laura Fonseca ha recibido el accésit en el I Premio Anacer de Periodismo el artículo 'La cigüeña de cristal', publicado en el periódico de Gijón El Comercio, medio en el que trabaja desde 1991. Argentina de naciento y licenciada en Periodismo la Universidad de Buenos Aires, trabajó en su país en Radio Municipal y Radio Continental y una vez en España, formó parte de la plantilla de La Hoja del Lunes. Tras recibir el galardón, cuenta a prsalud el pacto que le produjo conocer cómo las parejas llegan a plantearse la fecundación artificial y la tancia de que los periodistas sanitarios informen a los ciudadanos sin crear falsas expectativas.
¿Por qué decidiste presentarte al premio?
Me enteré de la convocatoria y me pareció muy interesante. Entonces decidí escribir mi artículo enfocándolo desde dos puntos de vista: un lado la experiencia que viven y sienten los pacientes y otro cómo manejan el tema las administraciones sanitarias y las clínicas. Me parecía una manera muy bonita y buena de hablar de esta realidad en Asturias, y que además es pareja a la del resto de España. En mi periódico trato especialmente temas sanitarios, y muchas veces caemos en la tentación de quedarnos en la técnica. Lo que me interesaba en este caso era contar la experiencia de las personas que deciden someterse a este proceso, que hace 20 años era pensable, y conocer la experiencia de las parejas, que a muchas les va bien pero a otras no les va tan bien.
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EN UN MINUTO… PERFIL PR |
Después de conocer la experiencia personal de las parejas, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención?
Lo que más me ha presionado ha sido cómo las parejas llegan a la decisión de someterse a la Fecundación in Vitro. Me ha llamado mucho la atención las historias de pacientes que durante seis, siete años, han estado intentándolo o parejas que han pasado muchas penas que nunca lo consiguieron o tardaron mucho. Son las dos caras de la historia. Las parejas cuentan que cuando deciden seguir estos tratamientos piensan que es la panacea, pero a pesar de que las técnicas son muy novedosas, luego se encuentran con que el centaje de éxito no es muy alto. Al mismo tiempo, en mi retaje se refleja la sociedad española actual, pues el retraso en la maternidad es una realidad.
¿Cuál es la parte más dura de este proceso?
Lo peor, más que los problemas físicos, es el desgaste psicológico que sufren las parejas, que cuando se enfrentan a una fecundación en realidad no saben a que se exponen. Las parejas llegan con muchas expectativas y esto también contribuye a que cuando no consiguen el éxito buscado les produce un tante pacto psicológico.
En esto tenemos parte de culpa los periodistas, que hablamos mucho más de los éxitos, pero la realidad clínica es distinta, que el éxito de este tipo de tratamientos ronda el 30 ciento: Es decir, va a haber 7 parejas de cada 10, aunque otras lo consiguen, que no van a cumplir satisfactoriamente este programa.
¿Estas parejas se plantean en algún momento del proceso otras vías para tener hijos como, ejemplo, la adopción?
Hay parejas que empezaron este proceso pensando que era la única vía para tener un niño, pero conforme pasa el tiempo, se lo van planteando, que es un camino bastante largo. La verdad es que al principio casi todas la descartan que piensan solucionarlo a través de esta vía.
¿Les cuesta aceptar que no pueden tener hijos?
Si. Hay muchas parejas que se sorprenden que nunca habían pensado que podían llegar a tener problemas de infertilidad, pero sin embargo, ocurre. De hecho, los médicos recomiendan a las parejas que quieran tener hijos que se lo planteen lo más jóvenes posibles, para no tener problemas. Aunque saben que socialmente hay incluso más dificultades que antes para concebir, y los mismos facultativos están introduciendo las técnicas de fecundación en el mercado, recomiendan no llegar a la franja de los 35 años para plantearse tener un hijo, que así además existe la posibilidad de detectar más prematuramente si hay algún problema y se puede buscar una solución. Su gran recomendación es que se tengan hijos de manera natural.
¿Cuál es el papel que juegan los medios de comunicación en la transmisión de la información sanitaria?
La profesión tiene mucha responsabilidad en el modo en el que transmite los temas sanitarios, en cómo los aborda y cómo los plantea de cara al lector. La información sanitaria crea mucha expectación entre los ciudadanos, lo que tenemos una gran responsabilidad para no crear falsas expectativas. Debe haber una tante colaboración entre el centro sanitario, el mundo científico y los medios de comunicación y lo que intentamos desde nuestra sección de Sanidad es transmitir este tipo de información poniéndonos en la piel de quien lo va a recibir, del paciente, desglosando la información y no litarnos splemente a transmitir un anuncio sanitario, aunque no siempre lo conseguos.
¿Por qué genera tanta expectación esta información sanitaria en los lectores?
Porque los avances sanitarios nos ofrecen unas prestaciones para que vivamos más y en mejores condiciones. Los ciudadanos leen la información sanitaria como una iniciativa para mejorar su propia salud y la de las personas que les rodean. Por eso es tan tante saber cómo transmitirla.
¿El diario ‘El Comercio' da tancia a la información sanitaria?
Sí, y cada vez más. Ha pasado de ser una sección más a tener un peso mayor. Ha evolucionado con la sociedad. Además, a través de la página web del medio nos hemos dado cuenta de que la información sanitaria es la más leída. Por eso es tante que haya periodistas que dominen la jerga, aunque no hace falta que se especialicen, para poder ofrecer la mejor información posible, aunque a veces se produzcan fallos.
Entones, ¿los periodistas que se dedican al ámbito de la salud deberían tener una formación complementaria?
Creo que la formación complementaria es necesaria en todas las áreas. Es tante que los periodistas nos formemos para ofrecer una información de calidad y un producto mejor a los lectores.
