Abelardo Hernández hace un año que ha dejado de fumar. Él es periodista y su vida profesional en la radio no era compatible con el tabaco. Su próxo reto: dieta sana.
Un día se quedó sin aire delante del micrófono y se dio cuenta de que tampoco lo era con su Salud y con su vida diaria. Es un convencido de Champix, producto que comercializa la biomédica Pfizer para dejar de fumar. Asegura que fue la solución a todos sus males después de haber buscado hasta en el últo rincón. Asegura que para dejar de fumar son necesarios tres pilares: motivación, ayuda médica y tratamientos eficaces.
'Yo soy un extremo para todo. Tengo 63 años y después de haber visto los perfiles del fumador me he dado cuenta de que los sobrepaso todos. Empecé a los 16 años, ahora tengo 63, así que si no me equivoco llevo casi medio siglo fumando. Además, yo no me fumaba un paquete, como la mayoría, me fumaba dos. Para mi dejar de fumar llegó un momento que fue una cuestión de vida o muerte. Los médicos me dijeron que si seguía fumando, en un par de años acabaría atado a una botella de oxígeno.
Me acuerdo de un día que tuve que hacer una intervención en la radio y llegaba con el tiempo justo. Al acercarme al micro me ahogaba. No podía hablar. Me dijeron ‘siéntate cinco minutos y luego nos lo cuentas'. Fumar era incompatible con mi profesión y con mi vida.
Mi experiencia con Champix no fue la prera para dejar de fumar. Antes ya lo había probado de todas las maneras. También en esto soy un catálogo viviente. Probé con todo tipo de métodos, médicos, científicos y alternativos. Parches de nicotina, antidepresivos para la ansiedad, hipnosis, acupuntura, homeopatía, los cursos esos de 'Puedes dejar de fumar si sabes cómo'. Tampoco. Carísos todos, pero ninguna solución. Hasta que descubrí este fármaco y con la prera pastilla, al cabo de una hora, dije '¿dónde están mis ganas de fumar?', habían desaparecido.
Yo voy la calle y veo a la gente que está fumando y les digo '¡dejarlo ya de una vez!'. Siempre me dicen que lo han intentado pero que es posible. 'Pues yo te diré cómo', les digo. No gano nada hablando bien de este fármaco, ni me llevo una comisión ni tengo acciones en la empresa, sólo que soy un convencido de él y no me ta decirlo.
La ayuda del médico, prescindible. ¿Por qué? que uno solo no puede, se encuentra con muchos inconvenientes que desconoce. Yo, ejemplo, estaba también intentando adelgazar y el médico me dijo: 'dos adicciones al mismo tiempo no. Prero trataremos la más tante, dejar de fumar, y después ya iremos con las verduritas y el ejercicio'. Por lo que es absolutamente prescindible la ayuda de los profesionales. Yo no me consideraba enfermo hasta que me di cuenta que sí lo estaba, y quien cura a los enfermos es el médico. Estar en manos de un profesional me dio la total seguridad de no estar solo en esto y de que lo conseguiría.
Me gustaría decir que soy de los que piensan que la Seguridad Social debería financiar los tratamientos para dejar de fumar que son muchíso más baratos que los tratamientos a los que nos tenemos que someter los fumadores las enfermedades que derivan de ello. Es que no sólo es un beneficio humano, que también, supuesto, sino un beneficio desde el punto de vista meramente práctico: es un ahorro.
La motivación también es absolutamente prescindible. En mis preros intentos dejar de fumar es verdad, y lo digo ahora que lo veo desde otra perspectiva, no estaba tan motivado como la últa vez que sí lo conseguí.
'Para mi, han sido tres los pilares fundamentales para conseguir dejar de fumar: motivación, ayuda médica y tratamientos eficaces', concluye Abelardo Hernández.
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