Leo en prg que dos agencias de TBWA han realizado una campaña para Adidas y otra para Anmistía Internacional enfocadas hacia los Juegos Olímpicos, si bien desde perspectivas bien distintas. Mientras que la prera, realizada la oficina de Pekín ensalza al equipo olímpico chino, en la segunda, realizada desde París se ofrece una visión mucho más dura y crítica.
Dos oficinas, dos clientes, dos perspectivas, pero una misma agencia. ¿Hay algo malo en ello? Sobre el papel, no se puede negar que alinear a monstruos como éste resulta muy difícil, aunque la manera en la que se ha producido este embrollo sí se podía haber evitado: me explico.
TBWA París lanza la campaña a modo de trucho, sin que a su cliente (Anmistía) le pareciera adecuada. La presenta a Cannes, sale premiada y empieza a extenderse. Ahora bien, ¿acaso ese es el objetivo de la publicidad? ¿Pueden más los egos de los creativos que el criterio del cliente? ¿Qué gana Anmistía Internacional con una campaña que ellos mismos consideraban ‘excesiva'? ¿Qué mensaje lanza al mercado TBWA?
Creo que todas estas preguntas deberían habérselas planteado antes…
Pablo Sammarco
