Ya lo dice el refrán: lo barato sale caro. Esto es lo que han debido de pensar algunas de las grandes empresas del mundo cuando están replanteándose el abandonar el mercado chino y pagar un poco más para conseguir una mayor calidad de sus productos y preservar así, tanto los atributos de su marca, como el prestigio que han obtenido a lo largo de los años. La reputación de muchas casas está en peligro.
La reputación de muchas de las grandes marcas y tanto de sus fabricantes está en peligro. La reducción de costes, tanto logísticos como salariales, para estas empresas que decidieron un día marcharse a China, está cayendo en picado, y es que los potenciales compradores están viendo que no merece la pena pagar menos un producto si éste se rompe al poco tiempo de haberlo comprado.
Durante un tiempo han proliferado en las grandes ciudades tiendas regentadas ciudadanos de origen chino en las que se encontraban todo tipo de productos desde 0,60 céntos de euro, incluso han aparecido tiendas de ropa producidas y confeccionadas en el país asiático, pero hay que reconocer que si bien estos productos eran más baratos se estropeaban o se rompían a la mína utilización.
Aunque China sigue siendo el país preferido los empresarios para fabricar allí sus productos, lo cierto es que compañías con gran renombre están pensando en abandonar y volver a recuperar la originalidad y buen hacer de sus productos como es el caso de Steiff. Una mano barata como es la china no justifica los costes logísticos tanto de almacenaje como transte.
Además, el gigante asiático, que el los últos 20 años ha ido incrementando su PIB en dos cifras, no está preparado para establecer auténticos nodos logísticos diversos motivos, entre los principales se encuentran que el sistema centralista, provincial y local pide la creación de auténticas infraestructuras que permitan un transte ágil y eficiente (salvo en las ciudades de Pekin, Shangai o Hong Kong dominadas empresas extranjeras que sí saben lo que hacen).
Junto a esto encontramos que el sistema de almacenaje de los productos no está cuantificado ni inventariado lo que pide saber si existe un producto en stock o no.
El control estatal y la falta de cultura logística han hecho que para la mayoría de las compañías chinas la logística se reduzca a contratar algún transte o la distribución. Resultado: las posibilidades se multiplican para los proveedores logísticos externos (thirdparty logistics providers o 3PL) internacionales de flete, almacenaje, distribución, control de inventarios, etc.
China necesita de los extranjeros para que les enseñen cómo desarrollar su logística y los extranjeros, en su afán de pagar menos salarios, se van a China creyendo que es una gran otunidad de negocio. Seguramente las arcas de Famosa, nombrar alguna, estén aumentando pero ¿serán igual de buenas ‘las muñecas que se dirigen al tal'?.
Si tenemos en cuenta que según datos de la Asociación Juguetera, el 80% de los juguetes falsos o de mala fabricacióny con la consecuente peligrosidad para los niños proceden de China, que los electrodomésticos que compramos se fabrican en el país que está celebrando sus JJ.OO y muchos de ellos se estropean al poco de usarlos, el panorama es bastante desalentador para las compañías que han de decidir si pagar menos salarios les compensa la pérdida de reputación y creencia en esa marca.
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